viernes, 13 de enero de 2012

ENSAYO DE LA OBRA DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ "MEMORIAS DE MIS PUTAS TRISTES"




INTRODUCCIÓN


El siguiente ensayo literario ha de describir una de las últimas obras del escritor, periodista y premio Nobel colombiano; Gabriel García Márquez.

Memorias de mis putas tristes es sin lugar a dudas una de las más geniales obras cortas que nuestro bien querido “Gabo” le ha legado a la humanidad, en ella se toman muchos de los elementos novelísticos que han caracterizado la obra de nuestro Gabo, recursos que nos transportan a una historia que no nos puede ser ajena del todo, lugares, romances furtivos, aguaceros torrenciales, la casa paterna, el primer amor, "nuestra primera vez", el mar, los romances que han dejado huella en nuestra vida, la oficina, un gato, una hamaca; sin duda una serie de lugares, anécdotas y vivencias, en las cuales podemos caminar paso a paso y vivir segundo a segundo la trama de nuestro protagonista.

Una de las cosas que más adoro del Gabo es lo que, según el novelista cubano Alejo Carpentier, denomina “Realismo Fantástico”. Una mezcla mágica y hermosa de elementos fantásticos y fabulosos en un crisol ecléctico.

Esta es una historia que se desarrolla en un puerto fluvial cuyas aguas se han de perder en el mar Caribe. Presa de esta enigmática ciudad portuaria, me encuentro casi seguro que el río del cual se habla tanto es el mismísimo Magdalena, la ciudad por lo tanto es Barranquilla.

No cabe duda, el Mar Caribe, el río que se describe, la ciudad, las inclemencias del clima en temporada de lluvia, el feroz sol caribeño, los barcos bramando en su escape hacia aguas más amplias, el crepúsculo.

¡No cabe duda!

La Colombia que se reinventa a sí misma en los años de la postguerra civil de la denominada “Guerra de los Mil Días”, es la que se nos describe implícita en la trama de nuestro protagonista. La Colombia de principios del siglo XX.

El personaje del cual la historia se desprende a chorros vivos, es un anciano de noventa años del cual nos convertimos en cómplices de su vida.

En las primeras líneas de la novela nos percatamos crudamente de las intenciones amatorias del viejo. La llegada a los noventa años de edad representa una de las preocupaciones más grandes del personaje; saberse anciano, frustrado en muchos aspectos, decide por última vez hacerse un regalo de cumpleaños. Alcanza el teléfono, marca con cierta ansia un número, espera pacientemente a la mujer que le ha de contestar al otro lado de la línea. ¡Mi sabio triste! son las palabras que lo describen. Rosa Cabarcas es quien le ha de dar el obsequio que se ha permitido.

Una adolescente de apenas catorce años de edad resulta ser el esperado obsequio de este viejo. Una virgen, el cual pueda amar en su apagada vida, la chiquilla le ha de esperar dopada para complacerle.

Aunque la idea me resulta una descabellada obsesión del viejo; y por si fuera poco, una realidad indignante; la trata de mujeres y chiquillas menores de edad para adentrarlas en el mundo de la prostitución. Es una paradoja esta obra, por un lado una trama hermosa, contada de manera genial, sin embargo la historia del Gabo vista desde este enfoque resulta indignante.

La historia del anciano empieza por la descripción de la adquisición de su casa, muchos años antes perpetrada por su padre, un hombre rudo del caribe que la compró de remate y que tiempo después sería rentada la planta baja a unos italianos; dejándose la planta alta a su propia persona para compartirla con la hija de uno de éstos: Florina de Dios Cargamantes, su Madre.

Años después el habría de quedar como dueño de la gran casona.

Unas de la características de nuestro personaje, el viejo loco, es la libertina vida que llevaba; se la pasaba de burdel en burdel, de cama en cama; sin embargo la búsqueda obsesiva de los favores de las mujeres se resume en un viaje que ha de emprender para encontrar a aquella que pueda amar.

En una de las tantas fiestas a la que asistió se encontró de una manera poco convencional a la que hubiera podido ser su esposa, la madre de sus hijos. Ximena Ortiz. Una Muchacha acomodada que lo cautivo, a punto de casarse estuvo; sin embargo, el tedio de la alta sociedad, los aburrimientos fatales de las fiestas a la que asistía y la vida de aquella gente lo llevaron a poner en balanza lo que en verdad quería, toda una vida de tedio al lado de una hermosa mujer o noches en la tabernas con las que él llama Las pajaritas de la noche.

El día de la boda debía de presentarse a las siete de la mañana para su compromiso. Nunca llegó, dieron las ocho y el teléfono sonó incesante, mas sin embrago él no contestó, unas horas más tarde escuchó que golpeaban a su puerta, supuso quien podría ser, de todas maneras, cobardemente se negó a cumplir con el compromiso. Días más tarde se enteraría que Ximena se embarcaría con rumbo a Europa y pasados muchos años regresaría casada y con hijos. Él no sintió nunca algún pesar en su ser.

En las siguientes páginas nos habla acerca de su cumpleaños y un gato de angora que fue uno de sus regalos.

Damiana llega a la vida del viejo.

En ese entonces rondando los cuarenta, esta chica se encargaba de poner orden en la casona, hacer el aseo, lavar la ropa; en fin, era en aquel entonces una joven de 17 años. Hasta que un buen día el viejo la tomó en el lavadero de una forma brusca y grosera. Por lo demás, al paso de los muchos años en que ella siguiera trabajando en esa casona le confesaría su amor; el viejo consternado por la noticia, nada supo decir a la buena Damiana.

El personaje que nos describe el Gabo es un personaje interesante aunque malvado y egoísta. La trama es hermosa, los lugares te envuelven y adormecen en una narrativa sensual y mágica.

Al final, el viejo escritor acabó por malbaratar muchas de sus posesiones para poder cumplirse el caprichoso amor que al atardecer de su vida encuentra en una chiquilla que continuamente visita en el lupanar de Rosa Cabarcas.

Puedo mencionar que la historia no es precisamente muy atrayente para una mujer, pero la narrativa del Gabo termina envolviéndote. Una obra hermosa que vale mucho la pena leer.

ENSAYO DE LA ENTREVISTA A JORGE LUIS BORGES DE ELENA PONIATOWSKA

ENSAYO DE LA ENTREVISTA A JORGE LUIS BORGES

DE ELENA PONIATOWSKA

Una de las primeras impresiones, al tener en mis manos la entrevista de uno de los grandes de la literatura universal, no fue para nada “pauperrismo mental”; paradójicamente, una lectura tan pequeña, fue capaz de causar una de las emociones más fecundas. Años atrás, tuve la oportunidad de leer El Aleph y me imaginaba un universo de posibilidades y realidades; todo en un solo punto convergente… Maravilloso.

Ahora, de manos de “mi” Elene Poniatowska, trae, la entrevista de uno de mis personajes favoritos, y como generalmente pasa, uno se observa a sí mismo concibiendo a los “grandes” sólo por sus obras; esta oportunidad significó la construcción de un Borges más humano, más cerca de mi ser, menos idealizado.

Si bien conocía su ateísmo y su terrible ceguera; me eran extrañas sus formas de trabajo, ideas, su hermosa timidez, esa posición casi autista del hombre más ateo y más espiritual que haya conocido.

Su postura amable y su trato humano lo elevaban más allá de cualquier posición política; aunque tengo que confesar que lo imaginaba más “izquierdoso”; no un reaccionario inmoderado, pero si más enérgico; Borges a través de su obra enmarcaba una de la posiciones humanas más exquisitas, la filantropía.

La obra de Elena muestra a nuestro personaje principal; deja caer de ipso facto el telón de un mito y muestra un ser humano con virtudes y defectos; alentado por su olimpo amor a la escritura, inicia toda una senda que han de seguir muchos de los escritores y literatos latinoamericanos; un camino marcado por la escritura fecunda heredable a la humanidad.

Saber de su vida a través de una forma más intima; significa una mejor construcción de Jorge Luis Borges en mi ser.




domingo, 8 de enero de 2012

El nacimiento de la historiografía moderna

CAPITULO VI

Siglo XVII y comienzos del XVIII

Lefevbre, G. Siglo XVII y comienzos del XVIII. en: Lefevbre, G. El nacimiento de la historiografía moderna. México, Ed. Martines Roca, 1975, pp. 93-113. (302 p)

LA HISTORIA HUMANISTA CONTINUA


La historia de inspiración humanista se perpetuo y la costumbre de escribir en lengua vulgar se generalizo en detrimento del latín. El mayor historiador francés de esta época, FranÇois Eude, llamado de Mézeray (1610-1683). Por primera vez se escribió la historia de una forma independiente. Como historiador en ocasiones intercala discursos; si escribe en francés no busca lucimiento: lo esencial de sus preocupaciones es escribir con autenticidad. Nuestro autor nos menciona que al haber sido muy leído Mézeray, a los franceses no se les hubiera impregnado de la famosa doctrina de las fronteras naturales. Después de Mézeray, otros historiadores serán muy leídos; un poeta jesuita, Gabriel Daniel (1649-1728), que escribo una Historia de Francia (hasta 1610), el presidente Hénault (1685-1770), cuyo Compendio Cronológico se utilizo en las escuelas de su tiempo; el abate Velly, muerto en 1759; e incluso Luis Pierre, muerto en 1806, pueden ser considerados como representantes de la tradición humanista. Paralelamente, florecen los memorialistas; los del siglo XVII son famosos; el cardenal de Retz, que se distingue de los demás por que no se preocupo tanto de las razones políticas que explican la historia de cómo del análisis psicológico; el duque de Saint-Simon, cuyas memorias son casi una historia, pues él no desempeño un papel importante en los acontecimientos, pero, muy poco crítica.

v Fuera de Francia, se encuentran historiadores que escriben por en cargo de sus gobiernos y en beneficio de estos: Hugo de Grotius (1583-1645) que, por encargo de los Estados generales de la Provincias-Unidas, escribio los anales De rebus belgicis sobre los acontecimientos de “Bélgica”, o sea, la historia de los holandeses contra los españoles.

v En Alemania encontramos a Samuel de Pufendorf (1632-1694), famoso como escritor de derecho público, profesor de Heidelberg y después de Lund, en Suecia. Murió en 1694 después de haber sido historiador de Suecia y de Brandeburgo. En su momento se ele considero como un modelos para la historia diplomática; de la historia interior, por el contrario no dijo nada.

LAS RAZONES DE UN ESTANCAMIENTO

La historiografía humanista cayó en decadencia con el siglo XVIII, dejo de desarrollarse, en realidad de hacer nuevos hallazgos. Las causas pueden ser atribuidas al desarrollo de la enseñanza en los colegios y a la aparición de un público deseoso de leer historia, mas no de hacerla mas severa de los razonable. En este siglo se busca lo que distrae, lo bien escrito y es entonces cuando aparece la historia novelesca, puramente anecdótica.

v El abad Saint-Réal de Chambery (1650-1692) sobresale en este género.

Hay razones mas serias para este estancamiento

v Un contrahumanismo erudito que se recreaba en el detalle y que interesaba poco a quien no era especialista.

v En el siglo XVII la historia se vio afectada por la vulgarización de la filosofía cartesiana por un lado y por otro el desarrollo de las ciencias matemáticas y física.

v Después de Descartes la historia se ve abandonada a los eruditos, y estos no hacían mas que historia novelesca.

POLÉMICA RELIGIOSA E HISTORIA

Esta polémica continúo durante todo el siglo XVII. Protestantes y católicos prosiguieron sus querellas; católicos entre sí: jesuitas por el contrario jansenistas.

v A raíz de que la Contrarreforma triunfa en Europa el movimiento de la erudición religiosa casi llega a extinguirse y estos “eruditos del siglo XVIII, son inferiores a los del siglo XVII.

v Durante el reinado de Luis XIV reaparece con estrépito lea concepción teológica: dios guía el mundo.

La crítica de las leyendas que los humanistas habían iniciado y que había dejado huellas, es abandonada; del humanismo sólo se conserva el aspecto literario y artístico, pues esto no resulta peligroso. Los jesuitas admiten que el humanismo en bueno, pero únicamente desde ese punto de vista; literario y artístico.

v Esta concepción está representada por una obra famosa: el discurso sobre la historia universal (1681), de Jacques-Bneigne Bossuet (1627-1704). En esta obra Bousset dice que Dios ha permitido que la historia haya sido tal como es, pero una vez dicho eso, Explica la historia según el punto de vista racionalista del humanista y del cartesianismo.

ALGUNAS INOVACIONES

En el siglo XVII la historia, al menos en algunos casos, se interesó en la vida política y de manera distinta de la que habían practicado los humanistas. Estos estudiaban la política para la educación de los príncipes, no para apoya algún partido o para hacer elogio de un acontecimiento en el que tal partido había triunfado. En cambio, es lo que aparece en el siglo XVII, tanto en Inglaterra como en Francia: la historia de los partidos.

v En Inglaterra es la época de las revoluciones, la de 1642 y la de 1688. se han contado los acontecimientos de los que su país había sido testigo, desde el punto de vista al partido al que pertenecían. La obra más celebre a este respecto es la de Edgard Hyde –Lord Clarendon desde 1661--, ministro de Carlos II; y que representaba la opinión liberal inglesa, no republicana, no cromwelliana, no regicida, pero que, aun respetando el poder de los reyes y de los lores, sostiene que Inglaterra debe ser gobernada con la cooperación de su Parlamento. Escribió una Historia de la rebelión y de las guerras civiles de Inglaterra (de 1628 a 1660).

v Gilbert Burnet (1643-1715), escribió una Historia de la Reforma de la Iglesia en Inglaterra, pero a quien los especialistas consideraban muy inferior a Clarendon.

v En Francia, en esta época se encausa en el mismo sentido, semejante actitudes aparecen aquí de la nobleza, debido al amargo rencor que alberga por haber sido despojada del poder político y administrativo por la monarquía. Saint-Simon (1675-1755), igual que Fanelon (1651-1719) estaban muy impregnados de este sentimiento. Fanelon había redactado para el duque de borgoña Les tables de Chaulnes, donde esbozaba un programa de reorganización de Francia en el que los Estado generales y de la nobleza poseían una amplísima participación, donde el rey debía escoger sus ministros únicamente entre la nobleza, un Estado del que el rey seguía siendo el dueño, pero sólo gobernaría por mediación de los nobles.

v Durante el reinado de Luis de XIV, aparece Le Laboureur (1623-1375), escribe una Historia de los pares de Francia y el parlamento de París, que tenía la intención de resaltar la importancia de los pares de Francia[1].

v Después de Luis XIV el conde de Boulainvilliers (1658-172) escribe una historia una Historia del Antiguo Gobierno de Francia (1727), punto de partida de una literatura aristocrática, en la que se habla como sólo habían hablado y escrfito en el siglo XVIII los defensores del estado llano.

v Boulainvilliers sirvió de inspirador a Montesquieu, y sus tesis sen buena parte reproducidas en la última parte de El espíritu de las Leyes; esto resulta interesante pues en el siglo XVIII y por la reacción de la aristocracia, desemboca en la Revolución. Boulainvilliers legitima las pretensiones de la nobleza en Francia, pues dice que estos son los descendientes de los francos, es decir, los germanos, que conquistaron la Galia, pues tenían una superioridad que carecían los galorromanos, pero la mantuvieron sometida. Así Montesquieu dice que en Francia hay dos “razas”.

v Esta tesis suscita oposiciones; el abate J. B. Dubos (1670-1742), escribe una historia crítica de la instauración de la monarquía francesa en la Galias.

NACIMIENTO DE LA ERUDICIÓN

v Bajo el reinado de Luis XIV, comenzó a practicarse la erudición colectivamente.

v Al principio ciertas congregaciones ricas, paralelamente a su trabajo de propaganda –como los jesuitas—o sin prestarle atención especial –como los benedictinos--, se aplicaron al trabajo histórico y pusieron a su disposición sus fuentes, sus bibliotecas, sus colecciones de manuscritos, su influencia, permitiendo a los investigadores todos los archivos de estado o de los grandes señores.

v Como complemento a sus trabajos, los benedictinos[2] crearon o completaron varias de las ciencias auxiliares de la historia.

v Los jesuitas plantearon ciertas dudas en torno a la autenticidad de algunas de las actas que Mabillon había publicado en su historia de los benedictinos, éste se consagró a precisar las reglas por las cuales se podía precisar la legitimidad de los documentos; creó así la diplomática.

v Bernard de Montfaucon (1655-1741), se ocupó de la paleografía; también los benedictinos redactaron colectivamente el tratado de cronología de arte de verificar las fechas, publicado en 1750.

v Los benedictinos no se ocuparon solamente de la Iglesia de Francia, sino también de la historia en general. Organizaron una colección destinada a servir para la historia en general o política de Francia.

v Junto a los benedictinos, los jesuitas constituyeron colecciones de los Concilios: el padre Srimond, el padre Labbe, el padre Hardouin; una colección de los historiadores de Bizancio, La Byzantine del Louvre; pero son fundamentalmente famosos gracias a los bollandistas, así llamados, así llamados debido al nombre del padre Bolland, muerto en 1665. Esos jesuitas tuvieron la idea de escribir una colección de vida de santos, clasificados según el orden del calendario.

v Finalmente una congregación no religiosa, pero con fines piadosos, Port-Royal, que tuvo, además de filólogos ilustres como Silvestre de Sacy y al erudito Luís Sebastián Lenain de Tillemon (1637-1698).

v También los laicos tuvieron su parte, casi todos en relación con los benedictinos.

v En Inglaterra, el más conocido es Rymer, coleccionista de actas de todo tipo.

v En Italia, Ludovico Muratori (1672-1750), formó una colección de escritos de Italia. Además de Tiraboschi, un historiador literario.

v En Alemania, uno de los más grandes filósofos: Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), jurista y a la vez historiador de las casas de Brunswick-Lunebourg.

MÉTODO ERUDITO, CRÍTICA E HISTORIA

v El principio consiste por épocas las fuentes, formar diccionarios, ficheros, colecciones que sirven de instrumentos a los historiadores, organizar las ciencias auxiliares que permiten utilizar los textos: cronología, diplomática, etc.

v Otra característica de esta erudición es la de romper con la tradición literaria y artística de los humanistas. Los humanistas ya no se ocupan ni de arte ni de literatura.

v A partir de entonces, se hace necesaria una distinción neta entre las dos disciplinas, que no siempre se discierne: si la historia es una cosa, la erudición es otra distinta; para hacer la historia es preciso poseer determinadas cualidades artísticas, escribir una obra que pueda ser leída por el público en general, para un erudito es necesario únicamente investigar lo verdadero como un sabio de laboratorio.

v La crítica de los primeros eruditos, es de indudable imperfección: se limitan a distinguir los documentos auténticos, pero, entre los documentos auténticos se refieren generalmente al más antiguo y eso les basta.

v Tampoco se pregunta nunca si la fuente auténtica ha sido falsificada con intención: hecha auténticamente por quien pretende pasar por su autor.

v No todos los eruditos de la época procedieron de la misma manera; los bollandistas, los jesuitas, encabezando la vida de cada santo, formulan un examen crítico que, a este respecto, es más satisfactorio.

v Al abordar las escrituras, ciertos católicos han sido bastante críticos: Richard Simon, emprendió con audacia extraordinaria el examen de las escrituras y las sometió a su crítica; se le considera un revolucionario, sin embargo, no es un libre pensador, sino un cristiano ferviente, lo que lo alienta a su audacia es el deseo de contrarrestar a los protestantes.

v Antes de Richard Simon, el célebre Spinoza (1632-1677), escribe en 1670 un Tractatus politicus en el que varios capítulos están consagrados al examen de los relatos bíblicos; este punto de vista de Spinoza resulta mucho más moderno, histórico y racionalista que el de Richard Simon.

v Las generaciones siguientes, realizaron progresos en el sentido crítico con Louis de Beaufort que escribió, en 1738, una notable Disertación sobre la incertidumbre de los cinco primeros siglos de la historia romana, en esta obra extiende el escepticismo críticos al estudio de las sacrosantas fuentes antiguas.

v Pierre Bayle (1647-1706), pertenece a la estirpe de los benedictinos de Saint-Maur, es un erudito que reúne textos. No hace historia, pero agrupa textos --al modo de Blondus—según las raíses etimológicas de un diccionario, y su gran obra se titulará, en efecto, Diccionario. Utilizó como base un diccionario anterior, el de Moreri.



[1] Es decir, la gran nobleza francesa,y del papel político que había desempeñado.

[2] Más concretamente Jean Mabillon (1632-1707), autor de los Annales ordinis Ssancti benedicto (Historia de la orden de los benedictinos).