domingo, 26 de febrero de 2012

EL CONCEPTO DE MESOAMÉRICA



BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE HISTORIA

Profesor: Arqueóloga Citlalli Reynoso Ramos

Nombre del curso: Mesoamérica

Alumno: Benjamín Pérez Armas

Fecha de entrega: 6 de Septiembre del 2006

Control de lectura V

EL CONCEPTO DE MESOAMÉRICA

Las lecturas de estos dos autores[1] tratan de explicar la suma de muchas investigaciones que se han hecho al continente americano. En general el trabajo de Paul Kirchoff en su texto Una definición de Mesoamérica[2] es un modelo analítico--descriptivo que trata de situar geográfica y culturalmente a las distintas zonas de América; en su trabajo se distinguen dos tipos de clasificación, la primera basada en la geografía política o en la biogeografía. El segundo tipo de clasificación geográfica agrupa las culturas indígenas americanas en cinco grandes zonas:[3] 1.- Los recolectores, cazadores y pescadores de Norteamérica. 2.- Los cultivadores inferiores de Norteamérica. 3.- Los cultivadores superiores (“altas culturas”). 4.- Los cultivadores inferiores de Sudamérica. 5.- Los recolectores cazadores de Sudamérica.

En una parte de su texto denominada límites geográficos y composición étnica[4] , hace una clasificación de cinco divisiones de una serie de tribus. Esta clasificación la hace a partir de determinados rasgos culturales que comparten estos grupos humanos. Como conclusión de esta clasificación y de posteriores análisis se puede decir que:

Todo esto demuestra que la realidad de Mesoamérica como una región cuyos habitantes, tanto los inmigrantes muy antiguos como los relativamente recientes, se vieron unidos por una historia común que los enfrentó como un conjunto a otras tribus del continente, quedando sus componentes migratorios pro regla general dentro de sus límites geográficos, una ves entrados en la órbita de Mesoamérica. En algunos casos participaron en común en estas migraciones tribus de diferentes familias o grupos lingüísticos[5]

De acuerdo con los estudios de distribución emprendidos por el Comité Internacional para el Estudio de Distribuciones Culturales en América se pueden clasificar tres grandes grupos de distribución: I) Elementos exclusiva o al menos típicamente mesoamericanos. II) Elementos comunes a Mesoamérica y a otras superáreas culturales de América. III) Elementos significativos por su ausencia en Mesoamérica.

El problema de definir Mesoamérica , como a cualquier otra área donde ese ha desarrollada la actividad humana, puede ser resumido en la formación de conceptos congruentes que, limitando una serie de localizaciones geográficas, sirvan de referencia a la presencia de determinada características culturales y resulten un modelo que describa situaciones en un momento, o en varios, de su secuencia[6].

Lo importante de las definiciones y modelos propuestos en torno a Mesoamérica, es que son capaces (o por lo menos tratan de explicar y comprender el entorno social) de entender el entorno social en la que un grupo humano determinado se haya desarrollado. Además deben de abarcar diferentes tipos de marcos, factores que influyan a determinado grupo humano, establecer parámetros, relaciones de los factores con otros factores y el entorno ecológico –además de varios otros factores--.


[1] Paul Kirchoff y Jaime Litvak King.

[2] 1992. Kirchoff, Paul. Mesoamérica. En: Una definición de Mesoamérica. IIA-UNAM. México. pp.: 28-45.

[3] Como se menciona en el trabajo de Kirchoff, se basa en una serie de estudios de distribución iniciada por el Comité Internacional para el Estudio de Distribuciones Culturales en América, creado por XXVII Congreso Internacional de Americanistas.

[4] Kirchoff, Paul et al., 1992, p. 31.

[5] Kirchoff, Paul et al., 1992, p. 32.

[6] 1992. Litvak King, Jaime. En torno a la definición de Mesoamérica. En: Una definición de Mesoamérica. IIA-UNAM. México. pp.: 74-104.

PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS DE LA ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL EN MÉXICO



BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE HISTORIA

Profesor: Arqueóloga Citlalli Reynoso Ramos

Nombre del curso: Mesoamérica

Alumno: Benjamín Pérez Armas

Fecha de entrega: 30 de agosto del 2006

Control de lectura III

PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS DE LA ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL EN MÉXICO[1]

El desarrollo industrial mexicano se intensificó a partir del periodo colonial, con el intercambio de productos entre América y el Viejo Mundo. Con ellos se aportaron también nuevos métodos e instrumentos como el arado, el transporte por animales de tiro y carga, y los sistemas de calos por calos controlado y el uso de metales.

Durante este periodo la producción abracó básicamente dos aspectos, el agropecuario y el gremio artesanal. Un caso especial fue la minería.

Durante la duración de este periodo se gestaron también nuevos implementos y procesos en la producción. A partir de la independencia se pudieron establecer contacto con las naciones de Europa y E.U.A., ello modificó poco apoco se estructura económica y comercial durante el siglo XIX. El esfuerzo industrial se centró específicamente en dos ramas: minería y textil, cada una con sus propias aportaciones tecnológicas, –innovaciones—junto con ellas mejoras en las vías de transporte, con esto la aparición de varios centros de intercambio y con ello las primeras ciudades industrializadas: Puebla, La Ciudad de México y Monterrey.

Las tres influencias que predominaron el desarrollo industrial durante este siglo fueron: La inglesa, posteriormente la francesa y finalmente la estadounidense. El impulso de mejores vías de comunicación se hizo presente durante el porfiriato. La Revolución Mexicana interrumpe este proceso, aunque no en todos los rubros.

La arqueología industrial en México.

En el país la tarea de la arqueología industrial es primariamente, documentar y explicar los eventos y procesos que llevaron al país a obtener una industria. Esta se inició en México como un procedimiento natural de recolección de restos y edificaciones, conservados del proceso industrializador por coleccionistas privados; o por el trabajo de académicos.

Recientemente se han realizado trabajos de este tipo en Puebla, en el proyecto pescaditos, en Durango, etc.

Dentro de la arqueología industrial es necesario señalar elementos propios, como son: la arquitectura industrial, la maquinaria e instrumentos de trabajo, junto con nuevos sistemas de trabajo y una diferente estructura social que ha dejado rastros diversos, debido a sus peculiares modo de vida. La arqueología industrial a diferencia de la arqueología tradicional puede combinar el conocimiento de los restos materiales con testimonios escritos y orales.

Proceso de trabajo en arqueología industrial

Además del uso de las técnicas normales de la arqueología, se pueden implementar otras, no siempre se excavará, en muchos casos los restos y materiales pueden estar en la superficie. Será necesario también consultar bibliotecas y archivos donde se puedan identificar materiales.

Como primer paso en arqueología industrial, se debe obtener la mayor cantidad de información posible del sitio a estudiar, antes de iniciar la excavación, en esta fase el trabajo interdisciplinario es otra característica de la disciplina, pues se requiere en toda la investigación la participación de diferentes especialistas. También será necesario la elaboración de material como las fichas de contenido, bibliografía, registro de testimonios documentales de archivo, o bien estudiar cartas topográficas, de suelo, geológicas… en conclusión todo material necesario para entender una región y su relación con las vecinas.

Lo Primero que se impone en esta disciplina es evaluar el hecho industrial, tanto como un evento de trascendencia económica, como cultural.

Louis Bergeron y Dorel Ferre dicen que en arqueología industrial se tiene un espacio en tres dimensiones: La empresa propiamente dicha, la comunidad que la rodea y la vida cotidiana que se desarrolla en derredor de esta industria.

Los lugares de producción material serán los primeros en trabajarse, después de los grandes entornos industriales hasta las pequeñas células de producción como los talleres.

Dentro de la tarea de conservación, hasta ahora el camino más seguido ha sido la constitución de museos, --en donde en el mejor de los casos se encuentra de los propios inmuebles industriales— además de la rehabilitación de la zona estudiada

Tareas para la implementación de la Arqueología Industrial en México

Es urgente se establezca una legislación adecuada que proteja debidamente este patrimonio. Las leyes en este sentido no protegen los restos materiales del siglo XX, sino como declaraciones de valor artístico.

Además es necesario crear conciencia y sensibilidad civil, para que se fortalezca la actividad académica y se coadyuve en el salvamento de este patrimonio.

Una tarea necesaria seria el establecimiento de una arqueología para otras épocas; así se entendería el proceso de industrialización (minería y textiles).

La arqueología industrial cuesta y a la vez es capas de producir; puesto que es necesario implementarlo en un panorama económico.


[1] 2003. Jaime Litvak King. Problemas y Perspectivas de la Arqueología Industrial en México. En: La cultura Industrial Mexicana. Primer Encuentro Nacional de Arqueología Industrial. Memoria. Sergio Niccolai y Humberto Morales Moreno (coord.). BUAP/CMCPI .México. pp.: 45–56.

TIPOS DE ARQUEOLOGÍA



BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE HISTORIA

Profesora: Arqueóloga Citlalli Reynoso Ramos

Nombre del curso: Mesoamérica

Alumno: Benjamín Pérez Armas

Fecha de entrega: 28 de agosto del 2006

Control de lectura II



TIPOS DE ARQUEOLOGÍA

Esta lectura[1] de Jaime Litvak trata de los enfoques de las distintos tipos de arqueologías; la evolución de estas, la contribución de cada una de ellas a la disciplina que ahora es. La lectura de divide en cinco subcapítulos empezando por La arqueología como historia, La arqueología ambiental, Las arqueología sociales, La Escuela Mexicana de la Arqueología y La nueva arqueología.

La arqueología en la práctica, supone un aserie de pasos que hay que dar con precisión a fin de obtener los datos necesarios para que las conclusiones sean aceptables y el resultado contribuya al conocimiento de la cultura que se estudia[2]

Debido a los orígenes de la arqueología muchos de los arqueólogos elaboraban hipótesis a partir de sus propios métodos de investigación, por ello muchas de las distintas formas de arqueologías contemplaban versiones diferentes de la disciplina y como debería ser. Para unos arqueólogos era historia y por lo tanto debería seguir las reglas de la historiografía vigente en su época. Otros la consideraban como una ciencia natural, en la época en que la naturalística estaba cediendo paso a las distintas ramas de la biología. Otros más la han clasificado como una sociología o una antropología del pasado.

En general, las formas en que la arqueología ha visto su enfoque pueden resumirse en la intensión de clasificarla como historia, como una ciencia social o como el estudio del medio ambiente del hombre primitivo.[3]

Para los arqueólogos que consideraban su disciplina como si fuera historia suponían que ésta era una forma de hacer historia, muy útil para lugares o periodos que carecían de documentación escrita acerca de nombres propios, personas, dinastías, ciudades, etc. Además para la mentalidad del hombre culto occidental del siglo XIX ---nuestro autor menciona y todavía para el de hoy--- la historia tenía límites geográficos. La historia, con nombres, fechas, reyes y batallas, era europea. Es entonces cuando se idea la pregunta al trasladar el campo de estudio de la arqueología fuera de Europa

---América, Asia, Oceanía, etc.--- ¿Cómo iba a tener, el noble salvaje, clases sociales? ¿Cómo iba a actuar según los sofisticados modelos de conducta económica un ser primitivo? Para estos menesteres estaba la antropología, que se había desarrollado como una ciencia para misioneros que podía vivir con ellos. Posteriormente y después de mucha conclusiones a las que llegaron los antropólogos se encuentra el concepto de relativismo cultural desarrollado por Franz Boas. [4] Además de otros conceptos y aportaciones de diferentes personajes.

Una de las contribuciones más notables de la arqueología histórica ha sido el desarrollo de una metodología que combina de manera fructífera la investigación histórica y el trabajo del arqueólogo. De ese concepto se ha derivado el estudio de la arqueología industrial y aun de una arqueología contemporánea.

La arqueología ambiental, empezó por la atención que generó a los arqueólogos del siglo XIX la extrema vulnerabilidad de éste al ambiente. El nivel de su tecnología no le permitía defenderse adecuadamente a los retos que suponía el medio ambiente, o actuar con eficacia sobre él. ¿Era posible que los avances de las grandes culturas se debieran no sólo al hombre sino a un medio ambiente favorable? La posible respuesta vino de mano de los ecólogos[5], en conclusión de estos estudios se puede decir que la dependencia de una cultura respecto del medio ambiente en que vive es inversa a su desarrollo tecnológico (esto debe entenderse como la primera de tres disertaciones.). Una segunda resolución estima que existe alguna correlación entre áreas culturales y regiones naturales. Por último la tercera conclusión se refiere a que la relación entre el medio ambiente y la cultura no tiene sólo una dirección. El hombre no es sólo afectado por el medio ambiente; sino que él es capaz de modificarlo.

Estas tres conclusiones demostraron a la arqueología la importancia de estudiar el medio natural que se desarrollaron las civilizaciones en la antigüedad.

La escuela ambientalista ha contribuido significativamente al desarrollo de la arqueología. Una de sus preocupaciones ha sido el definir y precisar los distintos componentes del medio ambiente, para poder evaluar mejor su efecto sobre la cultura.

Las arqueologías sociales nos muestran que no es posible explicar el pasado de la humanidad sólo por el factor ambiental; otros factores como la tecnología y la organización social, son también instrumentos que utiliza la cultura para enfrentarse al mundo en que está inscrita.

Otra fase importante se relaciona con la actividad humana primaria: la satisfacción de sus necesidades básicas, con su economía. El enfoque económico para estudiar al hombre antiguo toma en cuenta la trascendencia que tienen los recursos del medio ambiente.

Otro elemento de la civilización que atrajo la atención de los arqueólogos fue la organización social. La manera en que los grupos humano se enfrenta al medio ambiente y cualquiera otra situación, es el resultado de su organización de formas específicas de gobierno, de la existencia o no de estratos sociales y del funcionamiento de todos los medios por los que el hombre es capaz de convivir con otros seres humanos y crear cultura.

Las revoluciones (cambios fundamentales en el medio de vida de un grupo humano) es uno de los factores decisivos para la evolución de una cultura, pues trae consigo una serie de innovaciones que modifican la demografía, la organización familiar, la alteración de la religión, la cosmogonía, incluso la biología humana.

Un factor importante en la evolución de la arqueología fue el enriquecimiento que tuvo con la arqueología.

La Escuela Mexicana de la arqueología:

La arqueología mexicana comenzó con algunos visos de sistemática desde el siglo XVIII. Ya desde el siglo XVI había atracción después de la conquista europea por el pasado indígena. Pero no fue sino hasta el siglo de las luces que varios exploradores con espíritu de anticuarios visitaron zonas arqueológicas y describieron piezas de las culturas indígenas.

La primera mitad del siglo XIX, fue para México muy poco productiva en cuanto a aportaciones arqueológicas[6]. Desde la segunda mitad del siglo XIX, con la llegada al país de Maximiliano I y de los ejércitos franceses que lo apoyaban, se montó el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Gracias a publicaciones como México a través de los siglos y La evolución política del pueblo mexicano (Justo Sierra) se puede observar la clara idea de etnogénesis. Leopoldo Batres, demostraba, avalado por las excavaciones, que la nación podía competir con las naciones europeas en función de una tradición propia de civilización. Manuel Gamio alumno que trabajara en la Escuela Internacional fue el primero en utilizar la estratigrafía en América. Con Gamio se inicia un movimiento teórico importante que se conoce como la Escuela Mexicana de Arqueología. Con ella se diseñaron políticas de conservación patrimonial y de relación con los grupos indígenas. Entre sus seguidores se encuentra el destacado Alfonso Caso. Con el tiempo dicha institución se vio involucrada con las políticas dominantes de la época por lo que no se hicieron cambios significativos en la arqueología mexicana. No fue hasta la década de los cincuenta que los arqueólogos mexicanos empezaron a producir estructuras de conclusiones aceptables –entre este nuevo grupo de estudiosos de encontraba Eduardo Noguera--.

Se institucionalizó a la arqueología en el país, fundó centros de investigación y enseñanza permanentes; la labor de la escuela Mexicana propició un gran interés de identificación del país con su pasado –aunque después se convirtió en guardín patrimonial.

La nueva arqueología; fue construida a partir de la introducción, desde finales de la década de los cuarenta, de una serie de tecnologías[7] que cambiaron su manera de trabajar y con ello mucha de antigua teoría. Los nuevos métodos estaban cambiando mucho más que la manera de trabajar; los arqueólogos tenían que aclarar ciertos campos de estudio que habían permanecido olvidados (el estudio de zonas habitacionales fuera de la zona monumental de los sitios arqueológicos).

Bajo la bandera de la Nueva Arqueología se cobijaron muchas ideas que pudieran agruparse mejor en tendencias como la arqueología ambiental, antropológica, social,, etc., incluyendo una posición del marxismo. Uno de los primeros trabajos en esta tendencia era el artículo de Lewis Binford; su proposición empujaba a la disciplina a convertirse en una ciencia deductiva en contra de su larga tradición inductiva. Otra aportación fue la de James Deetz, que encontró en la cerámica de Arikara claves para establecer relaciones de parentesco con sus fabricantes. Otra más William Longacre, sobre la zona de Chaco Canyon, en el sureste de E.U.A., en el que el material arqueológico le permite estudiar la organización social de los habitantes antiguos. El auge de las nuevas tendencias permitió a la arqueología ar nuevos aspectos y parámetros dentro de la misma disciplina.


[1] La lectura abarca el capítulo sexto de “Introducción a la arqueología: Todas las piedras tienen 2000 años”: Litvak King, Jaime. (1986) Introducción a la Arqueología: Todas las piedras tienen 2000 años. México, ed. Trillas. pp.: 119 - 156.

[2] Litvak King, Jaime et al., 1986, p.119.

[3] Litvak King, Jaime et al., 1986, p.122.

[4] Esta idea fundamenta en la antropología, puede resumirse en no suponer, valorativamente, que una cultura es superior a otra (Litvak King, Jaime et al., 1986, p.125.).

[5] Al estudia poblaciones animales, establecieron que un medio ambiente determinado permite que una población crezca sólo hasta cierto límite. Más allá de él, la región donde habita la especie estudiada, no aportará los suficientes recursos para su subsistencia. Tal límite era, en cierta medida, afectado por la capacidad del hombre para dominarlo por medio de su tecnología y su organización. (Litvak King, Jaime et al., 1986, p.131.).

[6] Entiéndase el porque de esto gracias al marco histórico de la época.

[7] Esos elementos eran principalmente la fotografía aérea, el fechamiento por radiocarbono y la estadística.