martes, 4 de junio de 2013

ENSAYO DE LA ENTREVISTA A JORGE LUIS BORGES DE ELENA PONIATOWSKA



 LIC. GABRIELA LÓPEZ MENDÓZA

 



ENSAYO DE LA ENTREVISTA  A JORGE LUIS BORGES
DE ELENA PONIATOWSKA


Una de las primeras impresiones, al tener en mis manos la entrevista de uno de los grandes de la literatura universal, no fue para nada “pauperrismo mental”; paradójicamente, una lectura tan pequeña, fue capaz de causar una de las emociones más fecundas. Años atrás, tuve la oportunidad de leer El Aleph  y me imaginaba un universo de posibilidades y realidades; todo en un solo punto convergente… Maravilloso.
Ahora, de manos de  “mi” Elene Poniatowska, trae a mí, la entrevista de uno de mis personajes favoritos, y como generalmente pasa, uno se observa a sí mismo concibiendo a los “grandes” sólo por sus obras; esta oportunidad significó la construcción de un Borges más humano, más cerca de mi ser, menos idealizado.
Si bien conocía su ateísmo y su terrible ceguera; me eran extrañas sus formas de trabajo, ideas, su hermosa timidez, esa posición casi autista del hombre más ateo y más espiritual que haya conocido.
Su postura amable y su trato humano lo elevaban más allá de cualquier posición política;  aunque tengo que confesar que lo imaginaba más “izquierdoso”; no un reaccionario inmoderado, pero si más enérgico; Borges a través de su obra enmarcaba una de la posiciones humanas más exquisitas, la filantropía.

La obra de Elena muestra a nuestro personaje principal; deja caer de ipso facto el telón de un mito y muestra un ser humano con virtudes y defectos; alentado por su olimpo amor a la escritura, inicia toda una senda que han de seguir muchos de los escritores y literatos latinoamericanos; un camino marcado por la escritura fecunda heredable a la humanidad.      
Saber de su vida a través de  una forma más intima; significa una mejor construcción de Jorge Luis Borges  en mi ser.  


 LIC. GABRIELA LÓPEZ MENDÓZA

 


ENSAYO DE LA ENTREVISTA  A JORGE LUIS BORGES
DE ELENA PONIATOWSKA


Una de las primeras impresiones, al tener en mis manos la entrevista de uno de los grandes de la literatura universal, no fue para nada “pauperrismo mental”; paradójicamente, una lectura tan pequeña, fue capaz de causar una de las emociones más fecundas. Años atrás, tuve la oportunidad de leer El Aleph  y me imaginaba un universo de posibilidades y realidades; todo en un solo punto convergente… Maravilloso.
Ahora, de manos de  “mi” Elene Poniatowska, trae a mí, la entrevista de uno de mis personajes favoritos, y como generalmente pasa, uno se observa a sí mismo concibiendo a los “grandes” sólo por sus obras; esta oportunidad significó la construcción de un Borges más humano, más cerca de mi ser, menos idealizado.
Si bien conocía su ateísmo y su terrible ceguera; me eran extrañas sus formas de trabajo, ideas, su hermosa timidez, esa posición casi autista del hombre más ateo y más espiritual que haya conocido.
Su postura amable y su trato humano lo elevaban más allá de cualquier posición política;  aunque tengo que confesar que lo imaginaba más “izquierdoso”; no un reaccionario inmoderado, pero si más enérgico; Borges a través de su obra enmarcaba una de la posiciones humanas más exquisitas, la filantropía.

La obra de Elena muestra a nuestro personaje principal; deja caer de ipso facto el telón de un mito y muestra un ser humano con virtudes y defectos; alentado por su olimpo amor a la escritura, inicia toda una senda que han de seguir muchos de los escritores y literatos latinoamericanos; un camino marcado por la escritura fecunda heredable a la humanidad.      
Saber de su vida a través de  una forma más intima; significa una mejor construcción de Jorge Luis Borges  en mi ser.