EL CIUDADANO DE MIS ZAPATOS
El libro de Luis María Pescetti “El ciudadano de mis zapatos” recorre un camino desconocido por muchos de nosotros los latinoamericanos; las tonalidades del exilio, los que han tenido que ausentarse por largos periodos de tiempo de su tierra natal; la búsqueda de respuestas; el encontrar algunas fuera de la casa paterna y experiencias vitales que como a cualquiera de nosotros vivimos a diario.
El narrador encuentra algunas respuestas y las cuenta dentro de una serie de experiencias dinámicas, llena de humor; valores y sentimientos: amor, miedo, alegría, la locura; se articulan en ingeniosos capítulos a lo largo de la obra de Pescetti; la historia se sitúa en la década de los ochenta, en una Argentina que vive cambios políticos que sólo a través de escuetas sombras llegan a nosotros, como quien se acordase de patria en otra lejana.
Las oscuridades del alma, los miedos y la tragedia familiar se presentan con la muerte del padre; Los temas de esta novela emocionan, las frases, las palabras sencillamente conmueven.
Luis María Pescetti logra en su obra El ciudadano de mis zapatos incorporar una memoria personal a un consiente colectivo, llega a tocar las fibras del lector puesto que como a todos narra de manera sencilla experiencias que llegan a pasarle a cualquiera; consigue con pasión, ironía y ternura contar muchas cosas que se adhieren a las raíces de la experiencia popular.
Increíble, pero cierto es que una obra obstinada, necia e ingeniosamente narrada produce la mejor literatura; es parte de mi como lo mi vida y mis acciones, irónica y reconfortante son las líneas de esta novela.
EL PERSONAJE
Santiago
Santiago Rosario es un hombre maduro ya; encantador y humorístico cual si se tratase de un simpático niño. Su cabello es negro como el mío, usa un corte de cabello que le hace parecer serio, es lacio. Es dueño de un par de ojos que demuestran inquietud, perspicacia y sobre todo una aguda mirada pícara.
Su complexión es delgada; un hombre bien conservado por su buen humor, la energía que emana de su trabajo le sienta muy bien; Él es el Gabilondo Soler de la hermana Argentina; se dedica principalmente a darle vida a una ingeniosa y divertida literatura infantil y es trovador.
Este encantador hombre nació en San Jorge, Argentina. Desde joven usa lentes grandes que se asemejan a esos lentes tipo sierra que tan populares son entre los pilotos de cualquier fuerza aérea con la excepción que no son negros ni plateados o de colores que mermen la luz solar, son totalmente transparentes, otra cosa que nos identifica.
El color de su piel es de color “blanco-rosadón-apiñonadoso” algunas veces se le ve en la calle y parece blanco, otras veces “rosadón-apiñonadoso”, supongo que se debe a las jornadas de trabajo; su rostro es “redondozo”, asemeja un queso ranchero característico por su gran redondez, tiene orejas comunes, no puedo opinar nada extraordinario de ellas pues sería como mirar las mías o las tuyas, está cachetoncito y su nariz es “boluda”, tal vez esa sea otra característica física que nos acerca un poco más.
No es muy cejudo y al parecer es medio lampiño; nunca le he visto bigote ni barba, aunque supongo que no carece de pelos; es como todos nosotros. Jajaja.
Es alto, tal vez mide unos 189 cm; sería como mirar un jugador de basquetball “chaparro”; y es dueño de un par de manos y un conjunto de dedos maravillosamente habilidosos puesto que toca la guitarra de una manera muy diestra y por supuesto crea hermosas narraciones, canciones y ensayos.
LA OBRA
El ciudadano de mis Zapatos
La historia comienza con la llegada de nuestro personaje Santiago a su departamento de Buenos Aires; la respuesta de una carta de la embajada de Italia le tiene con ansias que matan. Repentinamente una llamada de su madre le ha dejado absorto; su padre acaba de fallecer; El regreso a Rosario, su Septentrional tierra natal le hace recordar sucesos de su juventud y su niñez, la llegada al funeral le hace tener sentimientos confusos y extraños; sin duda uno de los momentos más difíciles de su vida y maximizado por el rompimiento con su novia le hacen quedarse algún tiempo en la casa paterna, en días posteriores los mates, las caminatas por las calle de Rosario, las viejas amistades y las cosas tan sencillas le dejan una nostalgia que duele.
En los días en que estuvo hospedado con su madre, los recuerdos de su padre le llenan de pesar el alma; el recordar a su “viejo” en su taller puesto que era mecánico le hizo insoportable volver a entrar a ese lugar, dolía demasiado.
En su memoria albergaba aquellos días de infancia en los que junto con sus amigos pintarrajeaban las paredes de las casas con frases izquierdosas del Che; las travesuras con sus primos y la escuela.
En cierta ocasión en que salió a comprar víveres al mercado se encontró con uno de sus amigos de antaño, recordaron viejos momentos en una amena charla y luego cada quien partió hacia su debido destino. Momento seguido; sus días de juventud alocada le golpearon la cabeza como una gran sacudida. Sus primeros días en Buenos Aires en ese cuarto compartido con un anciano fumador y otro joven impetuoso; los días de la represión de los “milicos”; tantas cosas y tantos recuerdos le saturaron el cerebro.
De regreso a Buenos Aires se reportó a su trabajo “Radio Buenos Aires”, pues es locutor de un programa de radio y decide tomarse un verano con sus buenos amigos de Villa Gesell provincia porteña cuya ciudad es al parecer punto turístico importante en la Hermana Argentina.
Durante el trayecto recuerda como una llama de su madre le simbró para toda su vida; su padre había sido diagnosticado con cáncer en el cerebro. Los viajes que hacía desde Rosario a Buenos Aires, los días de hospital, los hoteles baratos que por falta de capital tuvieron que rentar su madre y él, los acontecimientos que suceden después de la recuperación poco prometedora y el lento deterioro de su padre. El viaje fue agotador; su mente se encuentra frágil, su corazón lastimado, es tiempo de reflexionar y buscar respuestas.
Una vez en Gesell se hospeda en el bar de una de sus amigas y vuelve a recobrar los ánimos al pasar de los días; el mar, las chicas, las borracheras, la música, la trova y una chica que le cura el alma con su amor hacen que se mejore.
Una característica curiosa que es muy propia de Borges se encuentra en esta obra, nos deja un final alternativo, el narrador, o sea, Santiago nos deja con libre albedrío, que decidamos con cuál de los dos nos quedemos, uno bueno y otro no tan bueno; al final la elección es nuestra.
Excelente obra.