CAPITULO VI
Siglo XVII y comienzos del XVIII
Lefevbre, G. Siglo XVII y comienzos del XVIII. en: Lefevbre, G. El nacimiento de la historiografía moderna. México, Ed. Martines Roca, 1975, pp. 93-113. (302 p)
LA HISTORIA HUMANISTA CONTINUA
La historia de inspiración humanista se perpetuo y la costumbre de escribir en lengua vulgar se generalizo en detrimento del latín. El mayor historiador francés de esta época, FranÇois Eude, llamado de Mézeray (1610-1683). Por primera vez se escribió la historia de una forma independiente. Como historiador en ocasiones intercala discursos; si escribe en francés no busca lucimiento: lo esencial de sus preocupaciones es escribir con autenticidad. Nuestro autor nos menciona que al haber sido muy leído Mézeray, a los franceses no se les hubiera impregnado de la famosa doctrina de las fronteras naturales. Después de Mézeray, otros historiadores serán muy leídos; un poeta jesuita, Gabriel Daniel (1649-1728), que escribo una Historia de Francia (hasta 1610), el presidente Hénault (1685-1770), cuyo Compendio Cronológico se utilizo en las escuelas de su tiempo; el abate Velly, muerto en 1759; e incluso Luis Pierre, muerto en 1806, pueden ser considerados como representantes de la tradición humanista. Paralelamente, florecen los memorialistas; los del siglo XVII son famosos; el cardenal de Retz, que se distingue de los demás por que no se preocupo tanto de las razones políticas que explican la historia de cómo del análisis psicológico; el duque de Saint-Simon, cuyas memorias son casi una historia, pues él no desempeño un papel importante en los acontecimientos, pero, muy poco crítica.
v Fuera de Francia, se encuentran historiadores que escriben por en cargo de sus gobiernos y en beneficio de estos: Hugo de Grotius (1583-1645) que, por encargo de los Estados generales de la Provincias-Unidas, escribio los anales De rebus belgicis sobre los acontecimientos de “Bélgica”, o sea, la historia de los holandeses contra los españoles.
v En Alemania encontramos a Samuel de Pufendorf (1632-1694), famoso como escritor de derecho público, profesor de Heidelberg y después de Lund, en Suecia. Murió en 1694 después de haber sido historiador de Suecia y de Brandeburgo. En su momento se ele considero como un modelos para la historia diplomática; de la historia interior, por el contrario no dijo nada.
LAS RAZONES DE UN ESTANCAMIENTO
La historiografía humanista cayó en decadencia con el siglo XVIII, dejo de desarrollarse, en realidad de hacer nuevos hallazgos. Las causas pueden ser atribuidas al desarrollo de la enseñanza en los colegios y a la aparición de un público deseoso de leer historia, mas no de hacerla mas severa de los razonable. En este siglo se busca lo que distrae, lo bien escrito y es entonces cuando aparece la historia novelesca, puramente anecdótica.
v El abad Saint-Réal de Chambery (1650-1692) sobresale en este género.
Hay razones mas serias para este estancamiento
v Un contrahumanismo erudito que se recreaba en el detalle y que interesaba poco a quien no era especialista.
v En el siglo XVII la historia se vio afectada por la vulgarización de la filosofía cartesiana por un lado y por otro el desarrollo de las ciencias matemáticas y física.
v Después de Descartes la historia se ve abandonada a los eruditos, y estos no hacían mas que historia novelesca.
POLÉMICA RELIGIOSA E HISTORIA
Esta polémica continúo durante todo el siglo XVII. Protestantes y católicos prosiguieron sus querellas; católicos entre sí: jesuitas por el contrario jansenistas.
v A raíz de que la Contrarreforma triunfa en Europa el movimiento de la erudición religiosa casi llega a extinguirse y estos “eruditos del siglo XVIII, son inferiores a los del siglo XVII.
v Durante el reinado de Luis XIV reaparece con estrépito lea concepción teológica: dios guía el mundo.
La crítica de las leyendas que los humanistas habían iniciado y que había dejado huellas, es abandonada; del humanismo sólo se conserva el aspecto literario y artístico, pues esto no resulta peligroso. Los jesuitas admiten que el humanismo en bueno, pero únicamente desde ese punto de vista; literario y artístico.
v Esta concepción está representada por una obra famosa: el discurso sobre la historia universal (1681), de Jacques-Bneigne Bossuet (1627-1704). En esta obra Bousset dice que Dios ha permitido que la historia haya sido tal como es, pero una vez dicho eso, Explica la historia según el punto de vista racionalista del humanista y del cartesianismo.
ALGUNAS INOVACIONES
En el siglo XVII la historia, al menos en algunos casos, se interesó en la vida política y de manera distinta de la que habían practicado los humanistas. Estos estudiaban la política para la educación de los príncipes, no para apoya algún partido o para hacer elogio de un acontecimiento en el que tal partido había triunfado. En cambio, es lo que aparece en el siglo XVII, tanto en Inglaterra como en Francia: la historia de los partidos.
v En Inglaterra es la época de las revoluciones, la de 1642 y la de 1688. se han contado los acontecimientos de los que su país había sido testigo, desde el punto de vista al partido al que pertenecían. La obra más celebre a este respecto es la de Edgard Hyde –Lord Clarendon desde 1661--, ministro de Carlos II; y que representaba la opinión liberal inglesa, no republicana, no cromwelliana, no regicida, pero que, aun respetando el poder de los reyes y de los lores, sostiene que Inglaterra debe ser gobernada con la cooperación de su Parlamento. Escribió una Historia de la rebelión y de las guerras civiles de Inglaterra (de 1628 a 1660).
v Gilbert Burnet (1643-1715), escribió una Historia de la Reforma de la Iglesia en Inglaterra, pero a quien los especialistas consideraban muy inferior a Clarendon.
v En Francia, en esta época se encausa en el mismo sentido, semejante actitudes aparecen aquí de la nobleza, debido al amargo rencor que alberga por haber sido despojada del poder político y administrativo por la monarquía. Saint-Simon (1675-1755), igual que Fanelon (1651-1719) estaban muy impregnados de este sentimiento. Fanelon había redactado para el duque de borgoña Les tables de Chaulnes, donde esbozaba un programa de reorganización de Francia en el que los Estado generales y de la nobleza poseían una amplísima participación, donde el rey debía escoger sus ministros únicamente entre la nobleza, un Estado del que el rey seguía siendo el dueño, pero sólo gobernaría por mediación de los nobles.
v Durante el reinado de Luis de XIV, aparece Le Laboureur (1623-1375), escribe una Historia de los pares de Francia y el parlamento de París, que tenía la intención de resaltar la importancia de los pares de Francia.
v Después de Luis XIV el conde de Boulainvilliers (1658-172) escribe una historia una Historia del Antiguo Gobierno de Francia (1727), punto de partida de una literatura aristocrática, en la que se habla como sólo habían hablado y escrfito en el siglo XVIII los defensores del estado llano.
v Boulainvilliers sirvió de inspirador a Montesquieu, y sus tesis sen buena parte reproducidas en la última parte de El espíritu de las Leyes; esto resulta interesante pues en el siglo XVIII y por la reacción de la aristocracia, desemboca en la Revolución. Boulainvilliers legitima las pretensiones de la nobleza en Francia, pues dice que estos son los descendientes de los francos, es decir, los germanos, que conquistaron la Galia, pues tenían una superioridad que carecían los galorromanos, pero la mantuvieron sometida. Así Montesquieu dice que en Francia hay dos “razas”.
v Esta tesis suscita oposiciones; el abate J. B. Dubos (1670-1742), escribe una historia crítica de la instauración de la monarquía francesa en la Galias.
NACIMIENTO DE LA ERUDICIÓN
v Bajo el reinado de Luis XIV, comenzó a practicarse la erudición colectivamente.
v Al principio ciertas congregaciones ricas, paralelamente a su trabajo de propaganda –como los jesuitas—o sin prestarle atención especial –como los benedictinos--, se aplicaron al trabajo histórico y pusieron a su disposición sus fuentes, sus bibliotecas, sus colecciones de manuscritos, su influencia, permitiendo a los investigadores todos los archivos de estado o de los grandes señores.
v Como complemento a sus trabajos, los benedictinos crearon o completaron varias de las ciencias auxiliares de la historia.
v Los jesuitas plantearon ciertas dudas en torno a la autenticidad de algunas de las actas que Mabillon había publicado en su historia de los benedictinos, éste se consagró a precisar las reglas por las cuales se podía precisar la legitimidad de los documentos; creó así la diplomática.
v Bernard de Montfaucon (1655-1741), se ocupó de la paleografía; también los benedictinos redactaron colectivamente el tratado de cronología de arte de verificar las fechas, publicado en 1750.
v Los benedictinos no se ocuparon solamente de la Iglesia de Francia, sino también de la historia en general. Organizaron una colección destinada a servir para la historia en general o política de Francia.
v Junto a los benedictinos, los jesuitas constituyeron colecciones de los Concilios: el padre Srimond, el padre Labbe, el padre Hardouin; una colección de los historiadores de Bizancio, La Byzantine del Louvre; pero son fundamentalmente famosos gracias a los bollandistas, así llamados, así llamados debido al nombre del padre Bolland, muerto en 1665. Esos jesuitas tuvieron la idea de escribir una colección de vida de santos, clasificados según el orden del calendario.
v Finalmente una congregación no religiosa, pero con fines piadosos, Port-Royal, que tuvo, además de filólogos ilustres como Silvestre de Sacy y al erudito Luís Sebastián Lenain de Tillemon (1637-1698).
v También los laicos tuvieron su parte, casi todos en relación con los benedictinos.
v En Inglaterra, el más conocido es Rymer, coleccionista de actas de todo tipo.
v En Italia, Ludovico Muratori (1672-1750), formó una colección de escritos de Italia. Además de Tiraboschi, un historiador literario.
v En Alemania, uno de los más grandes filósofos: Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), jurista y a la vez historiador de las casas de Brunswick-Lunebourg.
MÉTODO ERUDITO, CRÍTICA E HISTORIA
v El principio consiste por épocas las fuentes, formar diccionarios, ficheros, colecciones que sirven de instrumentos a los historiadores, organizar las ciencias auxiliares que permiten utilizar los textos: cronología, diplomática, etc.
v Otra característica de esta erudición es la de romper con la tradición literaria y artística de los humanistas. Los humanistas ya no se ocupan ni de arte ni de literatura.
v A partir de entonces, se hace necesaria una distinción neta entre las dos disciplinas, que no siempre se discierne: si la historia es una cosa, la erudición es otra distinta; para hacer la historia es preciso poseer determinadas cualidades artísticas, escribir una obra que pueda ser leída por el público en general, para un erudito es necesario únicamente investigar lo verdadero como un sabio de laboratorio.
v La crítica de los primeros eruditos, es de indudable imperfección: se limitan a distinguir los documentos auténticos, pero, entre los documentos auténticos se refieren generalmente al más antiguo y eso les basta.
v Tampoco se pregunta nunca si la fuente auténtica ha sido falsificada con intención: hecha auténticamente por quien pretende pasar por su autor.
v No todos los eruditos de la época procedieron de la misma manera; los bollandistas, los jesuitas, encabezando la vida de cada santo, formulan un examen crítico que, a este respecto, es más satisfactorio.
v Al abordar las escrituras, ciertos católicos han sido bastante críticos: Richard Simon, emprendió con audacia extraordinaria el examen de las escrituras y las sometió a su crítica; se le considera un revolucionario, sin embargo, no es un libre pensador, sino un cristiano ferviente, lo que lo alienta a su audacia es el deseo de contrarrestar a los protestantes.
v Antes de Richard Simon, el célebre Spinoza (1632-1677), escribe en 1670 un Tractatus politicus en el que varios capítulos están consagrados al examen de los relatos bíblicos; este punto de vista de Spinoza resulta mucho más moderno, histórico y racionalista que el de Richard Simon.
v Las generaciones siguientes, realizaron progresos en el sentido crítico con Louis de Beaufort que escribió, en 1738, una notable Disertación sobre la incertidumbre de los cinco primeros siglos de la historia romana, en esta obra extiende el escepticismo críticos al estudio de las sacrosantas fuentes antiguas.
v Pierre Bayle (1647-1706), pertenece a la estirpe de los benedictinos de Saint-Maur, es un erudito que reúne textos. No hace historia, pero agrupa textos --al modo de Blondus—según las raíses etimológicas de un diccionario, y su gran obra se titulará, en efecto, Diccionario. Utilizó como base un diccionario anterior, el de Moreri.