HISTORIOGRAFÍA GRIEGA
Momigliano, Arnaldo. Historiografía Griega, en: Momilgiano,
Arnaldo. La Historiografía Griega. España, Ed. Crítica, 1984. pp. 9-43. (302 p)
Como sabemos Heródoto es el “Padre de la historia”, y esta ya es una herencia mayor, con la que ahora estamos comprometidos. Sin embargo no debemos usar el término para referirnos en historia griega. Ya en el renacimiento los antiguos griegos definían la historia y sus formas. La forma en como fue transmitido suscitó problemas; uno fue el que los padres creaban historia eclesiástica, y los rabinos que no escribían nada; el segundo, en las ciencias sociales no existe precedente tal. Hablando del como surgieron los textos épicos, fue una gran tentativa para los historiadores y poetas. Y sabiendo que la historia y la épica 2 aspectos las diferencias: la historia se escribía en prosa, esto para darle seriedad.
La misma palabra historia es como un homenaje a Heródoto, tomó el término en el sentido etnográfico <>. Ya en el S IV se torna a una investigación, en 3 componentes; etnografía, investigación de la const, y militar. No permanecieron intactos, se combinaron quedando 2 elementos: etnografía—constituciones o etnografías—guerras. La etnografía se basa en distinguir griegos y bárbaros, esta misma lo motiva. La investigación no fue bien recibida ya que los griegos no querían aceptar las lenguas extranjeras.
Heródoto había considerado legítimo referir con cautela los hechos de los que no podía dar garantías directamente. Tucídides tuvo la posibilidad de transcribir algunos testimonios escritos, aunque él prefería el oral. Con Heródoto, y todavía más con Tucídides, el historiador se definía como testigos de los cambios más cercanos en el tiempo. Los hechos políticos y militares surgieron como los temas más importantes. Otorgar plena dignidad de historia a las simples narraciones locales, y recordase importantes cambios, no fue nunca puesta en el mismo plano que la historia de la guerra del Peloponeso con su horizonte panhelénico. Establecida la diferencia entre Grecia y Bárbaros el debía reconocer naturalmente los conflictos externos e internos.
Los relatos históricos griegos fueron muy poco influenciados por el arte contemporáneo. El estilo historiográfico estaba regulado esencialmente por las normas de la prosa y se calificaba por su diferencia con otros géneros.
El cometido era conservar una documentación fiable de los acontecimientos pasados y se debían establecer por ellos criterios de habilidad. La investigación histórica debía proporcionar una explicación de los acontecimientos en cuanto era compatible con el uso de testimonios. Algunos historiadores como Polibio usaron con predilección el concepto de Tyche (fortuna) que proporcionaba una manera elegante de sustraerse a cualquier compromiso serio de carácter religioso o filosófico.
La filosofía griega en su conjunto no ha sido muy amable en relación con la historia. Les parecía a los filósofos que la historia se apoyaba en aquel efímero mundo de ambiciones y pasiones.
El punto débil de los historiadores griegos era su forma de acercarse a los testimonios. Heródoto era un cronista fiable, en tanto de Ctesias no tenía escrúpulos. El trabajo efectuado en la escuela aristotélica sobre las antiguas constituciones, y acaso sobre la biografía, constituye la mayor excepción al carácter no escolástico e individual de la historiografía griega en su conjunto; este trabajo no se hizo sobre la historia política común y era entendido como preparación de la base para una teoría filosófica.
La lista de historiadores importantes que escribieron en el extranjero incluye a Heródoto, Tucídides, Jenofonte, Ctesías, Teopompo, Filisto, Timeo, Polibio, Dionisio de Halicarnaso y, en cierto sentido, Posidonio, que escribió como ciudadano de Rodas, aún nacido en Siria. La idealización de Tucídides como el historiador perfecto, es el S XIX, marca el momento en el que la historiografía moderna comenzó a crear verdaderamente tipos de investigación histórica desconocidos para el mundo clásico.
Una historia con tal intento debía definir sus límites en relación a la época mítica y debía incluir las naciones extranjeras en sus conflictos políticos contrastes culturales con los griegos. Por ello fue Eforó el iniciador de aquella moda que ha permanecido hasta nuestros días de los <>, esto es, las compilaciones.
En conjunto, la biografía floreció en los períodos helenístico y romano cuando los escritores tomaron como objeto de tratamiento biográfico todos los géneros de personas en tanto que representativas de ciertas formas de vida.
Es difícil escapar a la conclusión de que los intelectuales griegos del primer periodo helenístico tuvieron más interés por los problemas de geografía física y de astronomía (Eratóstenes) que deseo conocer las naciones en las que se movían como dueños.
Es esta cultura tardo—helenística bajo la hegemonía romana, más que una doctrina anterior helenística, la que se reasume en la Geografía de Estrabón, ella misma producto de la erudición griega inspirada por los ideales y los intereses del imperialismo romano. Ello hizo de Estrabón (s, I d. C.) el más importante transmisor a las épocas sucesivas de la antigua etnografía: de él es de quién hemos heredado nuestro concepto de geografía histórica.
Los griegos hicieron algo más que promocionar a los romanos modelos de erudición y materiales de los que tomar descripciones geográficas de su imperio. Ellos se esforzaron en comprender y asimilar para poder dar gusto a los griegos y a los romanos. Polibio queda como la única expresión del momento en que, por primera vez en el curso de la historia, los griegos reconocieron su completa pérdida de independencia. Modificando formas griegas para escribir historia romana, otros historiadores griegos crearon prototipos que tuvieron a su vez gran influencia. Dionisio de Halicarnaso usó los ingredientes de base de la historiografía local griega para construir una monumental historia romana arcaica o Antigüedades romanas.
En los que se refiere a otros tipos de investigación erudita helenística nos encontramos en peores condiciones. Sólo raramente tenemos la impresión de encontrarnos de frente al producto auténtico. El mismo Dionisio y a continuación Plutarco y Luciano ofrecen ejemplos de discusiones literarias que tienen relación con la historiografía: se ocupa tanto de la forma como del contenido.
Con la excepción de la cronografía y de la lexicografía, la erudición arqueológica del Renacimiento tenía pocos modelos griegos a los que mirar.
No parece que se haya desarrollado nunca una historiografía babilonia o egipcia de tipo griego en lengua local. En la compilación de las obras históricas los romanos pasaron rápidamente del griego al latín y ampliaron las formas griegas con variaciones griegas.
El estilo de los historiadores griegos influyó en los imitadores extranjeros también en el uso de testimonios en lengua local. La riqueza de crónicas oficiales y de documentos en el vecino Oriente mirado por historiadores griegos como Ctesías y se convierte en una ocasión para las vanaglorias nacionalistas de Manetón, Beroso y Joyero; pero ellos no hicieron nunca investigaciones profundas de documentos y generalmente siguieron el uso griego de referir tradiciones fácilmente accesible, escritas u orales.
El género de historia nacional que los humanistas italianos concibieron para los nuevos estados nacionales europeos (desde Inglaterra y Francia hasta Hungría y Polonia) era una mezcolanza de Livio y de modelos tardoantiguos.
Pero también los judíos usaron la historiografía griega sobre todo para relatar sus guerras.
Los historiadores griegos no estaban preparados para el mensaje cristiano, ya sea en la forma expresada por Jesús y por sus discípulos inmediatos, como en la forma elaborada por la iglesia en los dos primeros siglos.
La nueva historia <>, como la ha concebido Eusebio, es el relato del desarrollo de la iglesia dentro de los límites definidos de espacio y tiempo, en sus luchas victoriosas contra herejes y perseguidores. La nueva historia estaba acompañada de una documentación que hubiera sido concebible para la historia politica normal, pero era común en obras eruditas, polémicas y biográficas
La historia eclesiástica no sustituyó nunca a la historia política, ni lo quiso nunca. Sin embargo era muy diferente de todas las historias precedentes que los griegos habían escritos; presuponía la Revelación y juzgaba la historia a la luz de ella.
Pero el valor que ahora estamos dispuestos a conceder a la historiografía griega depende en gran parte de lo que esperemos nosotros de la investigación histórica.
Finalmente, las investigaciones físicas y biológicas se han desarrollados ellas mismas en sentido histórico, especialmente en las teorías sobre la evolución del cosmos y de la especie, y han alentado al concepto, o la esperanza, de una explicación histórica global de la realidad
El status de la historiografía nunca estuvo definido claramente entre los griegos. Elegir modelos historiográficos griegos, aún cuando sean versiones modernizadas, implica, pues, encontrarse encerrado en las dificultades del uso de tale modelos, cuando se les ha puesto en comparación con la religión o la filosofía.
LA TRADICIÓN Y EL HISTORIADOR CLÁSICO
Momigliano, Arnaldo. La Tradición y el Historiador Clásico, en: Momilgiano,
Arnaldo. La Historiografía Griega. España, Ed. Crítica, 1984. pp. 46-63. (302 p)
Es característico de la cultura greco—latina del imperio romano el hecho de que de que los autores griegos raramente usaron y, todavía más imitaron a los escritores latinos.
Es evidente que todos estos <>historiadores tendían en efecto a escribir exclusivamente referente a hechos del pasado continuo, por ejemplo: Heródoto, sobre las guerras médicas; Tucídides, guerra del Peloponeso; Jenofonte, hegemonía espartana y tebana; Polibio, la segunda guerra púnica. Aconteció lo mismo con Salustio, Livio, Tácito (los 100 años precedentes) y Amiano Marcelino (13 libros al periodo 96-352 d.C.), Teopompo escribió sobre Filipo II de Macedonia; Eforo, sobre la historia griega arcaica en 10 libros y 10 al siglo V; Timeo, sobre 18 libros del occidente griego (silicios); Posidonio continuó a Polibio. El problema de las fuentes y la evidente ventaja de estar disposición de preguntar a los testigos, o de ser testigo personalmente, no pueden ser considerados el motivo principal de la preferencia concedida a los sucesos contemporáneos o recientes como tema de la historiografía.
El punto importante en esto es que la cuestión de la fiabilidad de la documentación en torno al pasado no puede haber sido el factor determinante en el hecho de crear una posición privilegiada para el historiador que se ocupaba principalmente de acontecimientos recientes o contemporáneos.
El mero registro de de determinados sucesos existía en Grecia y en Roma, aún cuando era menos frecuente de cuanto nos esperaríamos. Los anales de los pontífices romanos son el ejemplo más conocidos.
No es tan cierto que en Grecia los “grandes“historiadores hayan sido precedidos por registros locales o crónicas, sacerdotales o profanas. Dionisio de Halicarnaso afirma resueltamente que precedieron a la gran historia de Heródoto y Tucídides.
En algunos casos proyectaban el presente sobre el pasado y así hicieron de Teseo un rey democrático. En otros casos la personalidad del compilador desaparecía detrás del prestigio de la institución de la cual se hacía memoria.
Nos queda por definir el entender por cambio el contexto de la historiografía griega y latina. Los historiadores antiguos estaban interesados en dos tipos de cambio: las guerras y las revoluciones políticas, no era profunda en lo bélico y no ayudaba al filósofo en el por qué de la agresividad humana. Pero sabían el relato y consecuencias.
Observará simplemente que los dioses tienen más relación con la tragedia que con la historia. Para adquirir y transmitir su conocimiento y su saber el historiador debía apartarse de la sociedad que le rodeaba.
El historiador tendía normalmente a apoyar, o al menos a presuponer como válidos, aquellos aspectos de la sociedad en torno a los que la mayoría de los griegos y de los romanos tendía en la época pagana a ser conservadora: prácticas religiosas, familiar, privada. Al mismo tiempo, al menos, los <>historiadores proporcionaban a los hombres de acción modelos de explicación y de comportamiento ante lo que la sociedad sentía como pasajero. Se escribe en honor a Joseph Levenson, el historiador de la China de Confucio, Levenson desapareció prematuramente en un accidente de 1969. El corazón de Levenson estaba con la sociedad tradicional en la historiografía no era más que el testimonio de la continuidad. Se recuerda aquí a Joe Levenson no sólo por que era un historiador de rara originalidad, sino también por que ejemplificaba dentro de una historiografía del cambio, cual la habíamos heredado de los griegos.
EL TIEMPO EN LA HISTORIOGRAFÍA ANTIGUA
Momigliano, Arnaldo. El tiempo en la Historiografía Antigua, en: Momilgiano,
Arnaldo. La Historiografía Griega. España, Ed. Crítica, 1984. pp. 66-93. (302 p)
Algunos teólogos famosos en el caso de la Biblia y algunos filólogos clásicos en el caso de Homero, sostienen que los lectores comunes son víctimas de ilusiones. La teoría de que los judíos o ignoraban el tiempo o tenían una idea diversa del tiempo es una de las más importantes influyentes de la teología moderna. En el espacio de un artículo normal no es posible desentrañar todas las variantes de ésta teoría.
De hecho, la noción de que hay una diferencia entre la idea del tiempo aria o indoeuropea o griega y la idea semítica o judía es sólo un aspecto de la diferencia más general que teólogos notables reconocen entre el pensamiento indoeuropeo o griego y el pensamiento judío. El poema épico era un entretenimiento para después de comer, que presuponía abundancia de comidas cargadas, tiempo libre, y el gusto por las revocaciones de episodios gloriosos del pasado. Han existido civilizaciones que gustaban de combinar los paquetes con la contemplación del tiempo, que en demasiadas ocasiones es contemplación de la muerte; pero no hay razón para suponer que Homero perteneciese a una civilización de este tipo.
Si se quiere entender algo de los historiadores griegos y de las diferencias reales entre éstos y los historiadores bíblicos, la primera precaución es que hay que guardarse de la noción cíclica del tiempo.
En Heródoto existe, pues, la noción simple de que los hombres cometen errores y hacen guerras cuando no deberían. Pero ésta convicción todavía no tiene nada que ver con una interpretación cíclica de la historia, y representa, además, solo un lado de la valorización herodotea de los acontecimientos humanos. Después de todo Heródoto escogió hacerse historiador del conflicto entre griegos y bárbaros, aunque pusiesen ridículo sus presuntas causas míticas y no aprobase su antecedente inmediato, la revolución de Jonia. El atribuía a la guerra persa un único significado no cíclico, sobre todo como conflicto entre libres y esclavos. En el siglo V los griegos poseían muchos documentos que mencionaban a sacerdotes, magistrados, atletas, victoriosos pero poquísimos relatos escritos de batallas y asambleas.
Más tarde lo que nosotros llamamos documentos oficiales y cartas privadas se multiplicaron, y en el periodo helenístico habría sido posible, sin más, escribir historia como hacemos nosotros, yendo a los archivos o usando cartas privadas, memorias, y así sucesivamente.
Pero se continuaba prefiriendo la tradición oral y la observación visual, como queda claro en Polibio, aún cuando esa preferencia no estaba mayormente justificada por las condiciones que prevalecían.
La escritura cronológica estaba casi invariablemente sostenida por documentos escritos (lista de magistrados epónimos, sacerdotes, etc.).
La narración histórica, cuando se expuesta por primera vez y no deriva de historiadores anteriores, está fundada más frecuentemente sobre la tradición oral y los recuerdos personales que sobre testimonios escritos.
Polibio pudo escribir con toda seriedad <>
Existen diferencias entre historiadores griegos y romanos, las principales son cuatro:
ﺵ 1.- La selección histórica de la Biblia es una narración continua desde la creación del mundo al 400 a. C.
ﺵ 2.- Los historiadores judíos no adoptaban la fiabilidad como criterio para escoger y graduar los acontecimientos, incluso en el ámbito de éste continuum.
ﺵ 3.- El judío tiene el deber religioso de recordar el pasado. Los griegos y los romanos conservaban con mucho cuidado los ejemplos de sus antepasados y sacaban de ello inspiración.
ﺵ 4.- El historiador judío no afirmaba nunca ser un profeta. No decía nunca: <>.
Desde un punto de vista pagano las pretensiones cristianas eran mucho más extravagantes que las judías. Los cristianos afirmaban que, incluso siendo la nación mas reciente, de hecho habían nacido con el mundo. Afirmaban se una nación que crecían no a través del proceso del nacimiento natural sino a través del proceso del nacimiento místico.
HISTORIOGRAFÍA SOBRE TRADICIÓN ESCRITA E HISTORIOGRAFÍA SOBRE TRADICIÓN ORAL
Momigliano, Arnaldo. Historiografía sobre tradición escrita e historiografía sobre tradición oral, en: Momigliano, Arnaldo. La Historiografía Griega.
Barcelona, ed. Crítica, 1984, pp. 94-104. (307 p)
En el pensamiento Jònico esta el origen de la historiografía griega. Obviamente reconocemos que Jenòfanes no existirá Hecateo; pero las relaciones concretas entre los dos no son desconocidas, y vago así mismo es el lazo de unión que trataba para nosotros Herodoto con su predecesor Hecateo. Jenofanes señalo la incertidumbre y el relativismo de los conocimientos humanos, sin dejarse desalentar por otro lado; intento indagar el pasado, examinando sus huellas en el presente, se intereso sobre fósiles y por lo que parece escribió sobre la fundación de colofón.
Hecateo comparo las tradiciones griegas con las orientales y se percató de la que la historia oriental era mucho mas larga que la griega con la consecuencia de que el periodo mítico estaba localizado en Egipto en un tiempo mas remoto que en Grecia.
Por la parte griega el tono homérico, pasado a la historiografía, significa que el primer deber del historiador es el de recoger y conservar las tradiciones; a la critica se sobre pone el respeto por la tradición, y puesto que la critica no podría hacer si no revelar irreverentemente lo que estaba escondido, Herodoto tiene sumo cuidado de no narrar detalles de carácter religioso. La cautela, el cuidado, derivaba su valor positivo de la nueva vocación de Herodoto: quería abrir a la historia en territorio de las vicisitudes o casi contemporáneas, que sin la ayuda del historiador habrían sido olvidadas rápidamente, Acentuando la conservación y el respeto frente a critica, Herodoto se ponía en condiciones de recoger las memoria de los acontecimientos que habían ocupado el centro de su adolescencia
Herodoto se mueve desde la zona del mito hasta la zona del pasado reciente y da la combinación de geografía e investigación (historia), sobre los habitantes un sentido nuevo, mostrando como a la descripción de países extranjeros se puede acompañar la narración de las vicisitudes que ponen en contacto a extranjeros y griegos.
Para Hecateo lo mas importante es recoger nuevos hechos para criticar los ya conocidos, es más necesario ofrecer una representación conjunta y unitaria de los acontecimientos que examinar cada episodio y juzgar sobre su verosimilitud. En consecuencia Herodoto ha debido construir su propio método de recolección, de ordenación y de unificación de acontecimientos
Los contemporáneos reconocieron y la posteridad confirmo que la historia de Herodoto era más importante que la crítica de Hecateo. Estilísticamente su influencia es perceptible desde el principio al fin de la historiografía antigua y más allá de la historiografía bizantina, Herodoto, nunca reconocido como historiador modelo. Esta situación se puede explicar fácilmente; Tucídides acepta a Heródoto como padre de la historia, pero fue considerado indigno de fe, en otras palabras, la reputación de Heródoto en la antigüedad depende de la dirección de Tucídides. Tucídides acepta el presupuesto de Herodóto de que la historia está hecha principalmente de tradiciones orales, sin embargo, los escritos son marginales para estos dos personajes. Tucídides persuadió a la mayoría de sus lectores, al menos en la antigüedad, de que en comparación de sus criterios de verdad Heródoto no merecía confianza. Consiguió después persuadir a sus sucesores de que la única verdadera historia es la político-militar. Tucídides había considerado la elección de Herodoto, por la tradición oral. Raramente, y sólo algunos historiadores políticos de Grecia y de Roma recurren a los documentos. También es la misma situación para el pasado remoto.
Tucídides lleva a la victoria una veracidad más rigurosa que la Herodoto e incita a sus sucesores a limitar sus intereses en la esfera política, no cambia la base de documentación historiografía que permanece en la antigüedad de un carácter oral principal y secundario de carácter archivístico.
Tucídides redujo con tanto rigor su historia a historia contemporánea de Grecia sobre una base fundamental oral, ciertamente alentó la tendencia que manifiesta en círculo sofísticos a ocuparse de algunos aspectos del pasado, en monografía eruditas sobre tradición escrita. La historiografía desde Tucídides fue sobre todo de tema político que se encargo de explica y estudia r un orden cronológico y se preocupo de grandes acontecimiento, de importantes naciones o ciudades.
Quedo fuera la explicación erudita sobre religión, arte, costumbtre, onomástica de naciones oscuras: con frecuencia fue ajena al orden cronológico y no tuvo pretensiones literarias o retóricas. Justamente porque era a menudo presentada en un orden sistemático, se reflejaron los intereses filosóficos o se presto a ofrecer materiales a los filósofos. La técnica de investigación erudita penetro en el campo de la biografía dominando en efecto el estudio de la vida de literatos y filósofos dejándolo por lo general a un la do de la vida de los políticos.
La separación entre la historiografía política y erudición del pasado renace con el resurgir de la autoridad de la historiografía antigua en siglo XV, continúa hasta la época recientísima. No será a asar que una rama de la historiografía se baste de un gran aparto documental sea de nuevo la historiografía eclesiástica, importante, desacreditada, sin embrago, en los círculos humanísticos estuvo considerada en los tratados de arte históricos. Las historiadores antiguos quedan lejos como modelo para la historiografía moderna, incluso los historiadores modernos hasta el siglo XIX se preocupan menos de recoger el material a narrar y comprender adecuadamente. El uso de fuentes escritas de va generalizando también para la historia casi contemporánea a la investigación de archivo cuando existe de forma secundaria.
EL LUGAR DE HERÓDOTO EN LA HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFÍA
Momigliano, Arnaldo. El Lugar de Heródoto en la Historia de la
Historiografía, en: Momigliano, Arnaldo. La Historiografía Griega.
Barcelona, ed. Crítica, 1984, pp. 134-150. (307 p).
Lo que nuestro autor expone en la lectura es la posición que ha tenido Heródoto a lo largo de la historia, además de la reputación que se le fue asignando de acuerdo a la evolución del pensamiento historiográfico.
Esta lectura se podría fragmentar a partir de los diferentes personajes que han escrito en pro o en contra de la obra de Heródoto. La forma en que se estructura este trabajo es la siguiente; primero mencionaré a varios personajes y pondré su idea de lo que debía ser la historia y si hace o no una crítica a la forma de hacer historia de Heródoto, por última instancia mencionaré la forma en que “el padre de la historia” hacía su historia y el porqué a pesar de varias centurias, varias ciencias sociales elogian y enaltecen su obra.
Tucídides (Siglo V a.C.)
Historiador ateniense contemporáneo de Heródoto. Pensaba que la forma herodotea de afrontar la historia era peligrosa. Para este personaje si se pretendía hacer historia en serio, “…era necesario ser contemporáneo de los hechos en discusión y conseguir comprender lo que decía la gente…”, además Tucídides no se confiaba de la manera en que Heródoto hacía su historia “…Tucídides era insensible al audaz intento de Heródoto de abrir a la investigación histórica las puertas del pasado y de países extranjeros…”. Decía que la historia no se ocupaba del pasado, sino del presente, ni tampoco debía
ocuparse de países lejanos, sino de lugares donde el historiador vivía; no creía que el intento herodoteo de describir hechos que el autor no había vivido y de narra la historia de los hombres de los que no entendía la lengua pudiese tener futuro.
Nuestro autor también dice: “con Tucídides la historia se convirtió principalmente en historia política y quedó limitada a acontecimientos contemporáneos”. Después de Heródoto, los historiadores griegos y romanos hicieron poquísimas investigaciones sobre el pasado y se dedicaron relativamente en raras ocasiones a recoger testimonios de primera mano sobre países extranjeros. Se concentraban sobre la historia contemporánea o resumía o reinterpretaban la obra de historiadores anteriores. De hecho la investigación de eventos desconocidos concernientes al pasado se dejaba a los estudiosos de la antigüedad, y la obra de estos no tenía casi ninguna influencia sobre los historiadores. Así, Tucídides impuso la idea de que la única historia seria era la historia contemporánea, y “…Heródoto fue amputado fuera de la corriente de la historiografía antigua…”.
Ctesias (Siglo V a.C.)
Lanzó otro ataque contra Heródoto algunos decenios después de Tucídides, poniendo en duda su competencia tanto de estudiosos de historia antigua como de historiador de Oriente. Ctesias había vivido varios años en la corte persa y debía saber persa además de tener acceso a los documentos persas que se le habían negado a Heródoto. El ataque de Ctesias tuvo una eficacia limitada de alguna manera justamente a causa de su violencia y su extravagancia.
Aristóteles (Siglo IV a.C.)
Denunció los errores de Heródoto sobre pequeños detalles de la historia natural y formuló su crítica en términos tales que implicó la fiabilidad de toda la obra. “…Define a Heródoto como un narrador…”
Manetón (Siglo III a.C.)
El sacerdote egipcio que intentó exponer a los griegos la historia de su pueblo, escribió también un panfleto contra Heródoto.
Estrabón (Siglo I a.C. – I d.C.)
Gracias a la expedición de Alejandro Magno se conoció mejor el Oriente y esto revelo algunas lagunas en la información de Heródoto. En la obra de Estrabón Geografía.
Plutarco (Siglo I d.C.)
Recoge una serie de acusaciones contra Heródoto, además de que en su obra De Herodoti malignitate nos podemos dar una idea de la literatura antiherodotea de la época helenística.
La idea que perduró contra la forma herodotea de hacer historia desde las críticas de Tucídides hasta casi el siglo II d.C., era la de falta de patriotismo en sus relatos; no había hablado bastante de las glorias de las ciudades griegas. Además como Plutarco le denomina “…grosera deslealtad hacia las demás ciudades griegas, falta de veracidad en los hechos y falta de equilibrio en los juicios…” sin embargo es difícil hablar de una crítica total de la obras de “el padre de la historia” puesto que permaneció como una clásico y como la fuente decisiva de las guerras médicas, así como Manetón y Beroso quedaron como las fuentes principales para Egipto y Babilonia.
Para Teopompo, Heródoto era un crítico de gran agudeza y brillantes. Desde el siglo I. a.C., hasta finales del II d.C., el “padre de la historia” gozó de un buen favor especial como modelo de estilo; los representantes de esta idea eran Dionisio de Halicarnaso, Arriano y Luciano.
Dionisio de Halicarnaso (Siglo I a.C – I d.C.)
Afirma al comparar a Heródoto con Tucídides, que es superior en su escritura vivaz, sin embrago no mantiene que sea un historiador fiable.
Flavio Arriano (Siglo II d.C.) comparte el gusto por la escritura de Heródoto y la elogia, al igual que Luciano (Siglo II d.C.) sin que por ello implique que sea un historiador fiable.
Ya para el siglo XVI d.C., existía un renacimiento del método herodoteo de adentrarse en el pasado mediante investigaciones apoyadas en viajes y en el estudio de la tradición oral. Nuestro autor afirma que Heródoto recobro fama notable a consecuencia de los intereses etnográficos.
Las primeras reacciones favorables de Occidente al redescubrimiento de Heródoto fue por parte de Guerino hacia 1416, traduciendo los primeros 71 capítulos del mismo. En 1452 Lorenzo Valla lo tradujo completo, publicándose hasta 1714; Además de varias más publicaciones y traducciones por parte de los humanista italianos. Sin embargo el renovado interés por la historia griega y oriental no significa que la discusión en torno a la credibilidad no continuase en el siglo XVII d.C. y más allá. La discusión continúa todavía en partes concretas de su obra.
En 1576 Loys Le Roy trataba ampliamente sobre Mesopotamia, Egipto, Persia y Grecia y tenía una confianza casi ilimitada sobre heródoto, y lo pone junto con Tucídides como los dos mejores historiadores. Ya después de Henricus Stephanus, --que su principal argumento de defensa es que el estudio comparado de las costumbres nacionales demuestra la credibilidad de Heródoto.— ya no se pensaba en poner de parte de los narradores de fábulas a Heródoto.
El desarrollo de los estudios de la historiografía griega y oriental de los últimos tres siglos no habría existido sin Heródoto. Los antropólogos, los sociólogos y los estudiosos del folklore llevan investigaciones sobre fuentes orales que constituyen sin más obras historiográficas y los modernos relatos de exploradores, antropólogos y sociólogos sobre poblaciones primitivas son en definitiva un desarrollo independiente de la historia de Heródoto.
A Heródoto no se le negaba el lugar de primus inventor de la historia, pero al mismo tiempo no se tenía confianza en él y se le consideraba embustero. Se sabe que los griegos y los romanos no estaban dispuestos a inclinarse en adoración silenciosa delante de los mismos historiadores clásicos. Especialmente los historiadores estaban expuestos a las acusaciones de deshonestidad. Pero ningún otro escritor era criticado tan severamente como Heródoto. Su mala fama en el mundo antiguo es algo excepcional que requiere una explicación. Tanto más cuanto que la opinión de los antiguos ha tenido una influencia notable sobre la fama de Heródoto entre los estudiosos de historia antigua desde el siglo XV hasta hoy. La vicisitud del conflicto póstumo de Heródoto en sus detractores es un capitulo importante en la historia del pensamiento histórico, para poder entender al mismos Heródoto.
De tal modo, para la historia de las guerras médicas no estamos en condiciones favorables por que nuestra fuente primordial es Heródoto. Después de todo no podría ser considerado Heródoto el padre de la historia si hubiese sido tan evidente que había copiado a sus predecesores. Aún cuando, como veremos, existían libros sobre Heródoto como plagiario, la impresión final dejada por la crítica antigua sobre Heródoto es que fue un narrador con gracia; un embustero.
De ésta forma Heródoto está todavía con nosotros con toda la fuerza de su método de estudiar sobre fuentes orales no sólo el presente, si no también el presente. Es una vedad extraña: Heródoto ha llegado a ser verdaderamente el padre de la historia sólo en los tiempos modernos.
LOS ORÍGENES DE LA HISTORIA UNIVERSAL
Momigliano, Arnaldo. Los Orígenes de la Historiografía Universal, en: Momilgiano,
Arnaldo. La Historiografía Griega. España, Ed. Crítica, 1984. pp. 265-286. (302 p)
El esquema de Hesíodo se distingue por dos compilaciones, que al menos en caso de la raza de oro son del modo misterioso y en el de las razas sucesivas (de plata, bronce, heroica, de hierro). No podemos decir si fue realmente Hesíodo quien adoptó el esquema de las cuatro edades a requisitos griegos específicos. La raza de oro, bronce y la heroica parecen limitadas a una generación, lo cual significaría que desde el principio los dioses no las dotaron de la facultad de reproducirse. Sólo a la raza de plata se le dan hijos de una manera explícita, pero es también la única raza sobre la que se dice explícitamente que fue destruida por los dioses. Hesíodo no hace comentarios al respecto.
El esquema biológico sugiere consideraciones distintas, al distinguirse entre la infancia, juventud, madurez, y la vejez, el esquema biológico demostró tener unas posibilidades historiográficas relativamente mayores cuando se aplica a cada nación que al aplicarse a toda la humanidad. Augusto basándose en esta metáfora de las etapas de la vida
Dada la frecuencia con que se identificaba el Imperio romano con la totalidad el mundo, cabría esperar una transición fácil del concepto de una Roma que envejece al concepto de una raza humana que también envejece Este concepto recibió gran parte de sus fuerza historiografica de la impresión realista de que más allá de las fronteras del imperio, había naciones dispuestas a aprovecharse e la debilidad de Roma.
Queda por examinar otro esquema que, si bien nació al margen de la investigación histórica; La crónica de Yahvé del Génesis, 4. Puede datar de una fecha muy lejana: el siglo X a. C. Lo que parece caracterizar a los griegos es que no se quedarán satisfechos con sus héroes, por convincentes que hubieran sido.
Así pues, para encontrar la historia universal vestida de gala, debemos acudir a Polibio, el historiador de la política que pretendía ser un historiador universal. Es el primer autor existente en expresar esta pretensión, aunque como el mismo sabio, no el primero en haberla expresado. Polibio se dedicó a la historia universal por que se consideraba metido hasta el cuello en una cadena de acontecimientos. Políticos y militares que verdaderamente parecían afectar al mundo entero. Según Polibio, los romanos crearon la historia universal al conquistar el mundo o, cuando, menos, al afectar directa e indirectamente al futuro del mundo entero.
En el periodo helenístico nos muestra el como se va desarrollando una “faceta” de hechos con referencia a los textos bíblicos, nos hace alusión a Daniel, o Daniel personaje bíblico, que ha llevado un historia y que encaja de cierta manera en los acontecimientos que siguen a la s etapas de los metales.
Por consiguiente nos vamos de los hechos históricos a los hechos bíblico y que nos dan una clara mención del como fuera un relato en varios libros, que hacen notable la importante apreciación hacia los judíos, tomándolos como base importante de los libros y de la concecutividad de los libro para la historia universal.
Tucídides (c. 460-c. 400 a.C.), historiador griego, conocido por su Historia de la guerra del Peloponeso, un conflicto en el que participó. Es considerado uno de los creadores de la ciencia histórica y es todavía una destacada figura de la historiografía. Su preocupación por la objetividad ejerció gran influencia sobre los historiadores grecorromanos más antiguos, como Polibio y Dión Casio. Nacido en Atenas, era hijo de un aristócrata ateniense. Cuando estalló la guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta, en el 431 a.C., Tucídides reconoció su importancia histórica y pensó describir su desarrollo y sus consecuencias. ("Tucídides." Microsoft® Encarta® 2006 [CD]. Microsoft Corporation, 2005.)
Momigliano, Arnaldo. El Lugar de Heródoto en la Historia de la Historiografía, en: Momigliano, Arnaldo. La Historiografía Griega. Barcelona, ed. Crítica, 1984, p. 137.
La base para el estudio del periodo dinástico de la historia egipcia, entre la primera dinastía y el periodo de los tolomeos, reside en el Aegyptiaca de Manetón, un sacerdote tolemaico del siglo III a.C., que organizó una lista de reyes dividida en 30 dinastías. Existe un acuerdo general sobre las divisiones de la historia egipcia, hasta la conquista de Alejandro III el Magno, en los imperios Antiguo, Medio y Nuevo con periodos intermedios, seguidos por los periodos tardío y de los tolomeos, fijados cronológica y genealógicamente gracias a los nuevos hallazgos y el uso creciente de sofisticados métodos de datación. (“Manetón” en: "Egipto (república)." Microsoft® Encarta® 2006 [CD]. Microsoft Corporation, 2005).
Estrabón (c. 63 a.C.-c. 24 d.C.), geógrafo e historiador griego. Nacido en Amaseia (Amasía, en el Ponto, en la actual Turquía), viajó por el Nilo en una expedición dirigida por Aelio Gallo, prefecto romano de Egipto. Pasó muchos años en Roma. Se sabe poco de su vida, pero afirmaba haber viajado desde Armenia en Oriente, a Cerdeña en Occidente, y desde el Ponto Euxino (mar Negro) en el Norte hasta las fronteras de Etiopía en el Sur. Sólo se conservan algunos fragmentos de su trabajo histórico, en 43 libros, complemento de la historia del griego Polibio. Su Geografía, una descripción detallada del mundo, en 17 libros, tal como se conoció en la antigüedad, se conserva casi por completo; tiene un gran valor, sobre todo por sus extensas observaciones respecto de las relaciones entre el medio natural y los hombres que lo habitaban. ("Estrabón." Microsoft® Encarta® 2006 [CD]. Microsoft Corporation, 2005).
Dionisio de Halicarnaso (fallecido hacia el 7 a.C.), historiador y crítico literario griego, vivió en Roma durante el reinado de Augusto. Muchos de sus trabajos críticos aún se conservan, incluidos El orden de las palabras, Sobre la imitación y Comentarios sobre los oradores áticos. Aunque es más conocido como autor de Las antigüedades romanas, una historia de Roma hasta el año 264 a.C. De los veinte libros que originalmente formaron su obra, diez están completos; de otros sólo quedan algunas partes y los demás han sido resumidos por escritores posteriores. Aunque no es una autoridad según los clasicistas actuales, la historia de Dionisio es una valiosa fuente de información de un periodo del que queda poco material escrito. ("Dionisio de Halicarnaso." Microsoft® Encarta® 2006 [CD]. Microsoft Corporation, 2005.)
Flavio Arriano (c. 100-c. 175), historiador y filósofo griego. Nacido en Nicomedia (Bitinia), en su juventud vivió en Nicópolis (Epiro), donde recibió las enseñanzas del filósofo estoico griego Epicteto. Fue gobernador romano de Capadocia (131-137) y más tarde arconte (primer magistrado) de Atenas. Los trabajos de Arriano estaban influidos por los de Jenofonte e incluyen la Anábasis de Alejandro, que narra las campañas de Alejandro Magno; Indica, sobre los viajes de la flota de Alejandro; y fragmentos de los discursos de Epicteto. ("Flavio Arriano." Microsoft® Encarta® 2006 [CD]. Microsoft Corporation, 2005.)
Luciano (c. 120-después 180), escritor y retórico griego, famoso por su dominio del diálogo satírico. Nació en Samosata (hoy Samsat, Turquía) y dedicó su vida al estudio de la retórica y la filosofía. Viajó por todo el Imperio romano como profesor y orador, y posteriormente se estableció en Atenas, donde comenzó a escribir sus diálogos. Su sátira se dirige principalmente contra las creencias supersticiosas y las falsas doctrinas filosóficas. Entre sus escritos más conocidos cabe destacar Diálogos de los dioses, Diálogos de los muertos y Subasta de vidas. Su fantástico relato, Historias verdaderas, es una parodia de las ficciones presentadas como hechos por poetas e historiadores anteriores. Esta obra incluye un viaje a la luna y aventuras en el vientre de un enorme monstruo marino, lo que la convierte en precursora de obras como Gargantúa y Pantagruel, del escritor satírico francés del siglo XVI François Rabelais, Los viajes de Gulliver, del escritor satírico inglés del siglo XVIII Jonathan Swift y de Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi. ("Luciano." Microsoft® Encarta® 2006 [CD]. Microsoft Corporation, 2005.)