LICENCIATURA EN EDUCACIÓN SECUNDARIA
ESPECIALIDAD:
HISTORIA
LEYENDA
DEL TRENAZO
ALUMNO:
BENJAMÍN PÉREZ
ARMAS
PRIMER SEMESTRE
ASESORA:
MTRA. MARÍA
ESPERANZA CRUZ GONZÁLES
|
EL TRENAZO
El 19 de noviembre de 1991 la ciudad de Tehuacán Puebla sufrió una
terrible tragedia.
El tren marcado con el numero 9130 con 14 vagones cargado de sorgo y
cemento salió de la estación de Esperanza rumbo al municipio de Santiago
Miahuatlán se quedó sin frenos provocando que éste se descarrilara entrando al
municipio a una velocidad de más de 200 kilómetros por hora arrasando con todo
a su paso.
A partir de esa fecha Tehuacán no volvió a ser la misma y aunque han
pasado 17 años de esa tragedia ferroviaria, familias enteras mantienen esa
pérdida muy presente.
Ya que al descarrilarse en la entrada de Tehuacán murieron cientos de
personas las cuales pasaban en autobuses, combis, autos, caminando e incluso en
sus propias casas u oficinas cercanas.
Me tomó el tiempo de escribir esta introducción ya que en base a esa
terrible tragedia no solo existe la anécdota que a continuación compartiré con
ustedes si no muchísimas más que pueden escuchar y entender con mas facilidad.
Una noche saliendo de una fiesta traté de tomar un taxi pues ya era muy
tarde, las calles estaban muy solas y solo pasó uno le hice señas, corrí, grité
y no se detuvo, y justo detrás de él pasó otro quien si se detuvo.
Él me platicó que a esas horas sus compañeros taxistas habían acordado no
levantar a ninguna persona pues habían recibido ya varios sustos.
El mas reciente fue cuando levantó a una joven con un bebé el cual traía
un pañuelo en la cabeza, la muchacha subió en la parte de atrás y no le dio la
dirección, le dijo que ella le iría indicando el camino, llegando a una calle
la muchacha le dijo, entre en la avenida y doble en la primera esquina allí
vivimos.
El taxista dobló tal como le había dicho la muchacha y al doblar solo
encontró la entrada de uno de los panteones de la ciudad, confundido preguntó a
la muchacha si era ese el lugar que le había dicho, pero cual fue su sorpresa,
que al voltear ya nadie venia ocupando el asiento trasero…!!
Desconcertado e incluso asustado, regreso a su casa esa noche, al día
siguiente regresó al panteón seguro de que encontraría algo en aquel lugar.
Comenzó a caminar entre las lápidas cuando una ancianita trataba de
quitar los botes de agua sucia de la lápida de su familiar, él se acercó a
ayudarle y al leer la lápida sintió un escalofrío cuando leyó:
“Aquí descansan las almas inocentes de la señora ….. y su bebé de 3 meses
…. ”
El taxista le comentó lo sucedido la noche anterior a la ancianita, ella
movió la cabeza tristemente y le dijo que no era la primera ves que le
comentaban algo así, que sin duda alguna había sido su hija y su nieto a quien
había visto la noche anterior, ya que ellos habían muerto el día del accidente
férreo al ir caminando cerca de allí y que lo único que podía explicar del
pañuelo en la cabecita del bebé era que al encontrarla ya muerta por el
accidente, ella estaba tirada, abrazando a su bebé quien por uno de los fierros
que salieron volando le había desprendido la parte de su frente.
El taxista quedó pasmado pero al mismo tiempo muy conmovido.
Esta historia la comparto con ustedes con el respeto que merecen estas
personas como muchas otras que murieron ese día tan terrible, esperando que les
agrade aunque fue un poco larga pero espero que valga la pena, no por morbo si
no como una historia real.
HECHO REAL:
El 19 de noviembre de 1991 Tehuacán vivió uno de sus más trágicos y
espeluznantes accidentes en que murió tánta gente de una forma
horrible.
La vía ferroviaria corría desde Esperanza hasta Tehuacán entrando por la Avenida José Garci-Crespo y doblando hacia su derecha donde termina San Nicolás Tetitzintla describiendo una curva que al cabo sería el fatal sitio del desastre.
La máquina 1131 fue remolcada a Tehuacán el día 8 de noviembre de 1991 para ser reparada por un problema mecánico en su sistema de frenado.
El día 18 e noviembre, al recibirla e inspeccionarla, el maquinista de patio Rosendo Hernández recalcó a los oficiales de Ferrocarriles Nacionales el estado crítico y riesgoso de dicha máquina. No obstante su opinión, la máquina fue destinada a realizar labores de patio. Ése mismo día la máquina sufrió una quemadura en unos cables de alta tensión por lo que fue mandada a la ciudad de Puebla para su reparación, pero solo del sistema eléctrico ante la "falta de presupuesto".
El fatídico día 19 de noviembre la máquina fue destinada a realizar un viaje de Puebla a Tehuacán enganchándole 20 furgones con 2 mil toneladas de carga. El maquinista encargado de manejarla fue el Sr. Antonio Sergio Castellanos Conde alias "la chicatana". Sergio y sus ayudantes sabían del mal estado de la máquina pero pese a sus advertencias y protestas a sus oficiales, fue terminantemente asignado a realizar el viaje so pena de asumir sanciones administrativas.
Sin más remedio "La Chicatana" emprendió el viaje a las 8:15 am. El viaje transcurrió sin contrariedades hasta la estación de Esperanza. Serían las 11:00 am cuando el maquinista y sus ayudantes bajaron del tren para hacer una rápida inspección, y decidieron continuar el trayecto.
En el kilómetro 23 comenzó el desastre, pues entonces se rompió la flecha que mueve el compresor de aire que hace funcionar los frenos del tren, inutilizándolos del todo.
Se trató de frenar el pesado convoy alterando el funcionamiento de los motores pero fue inútil. Los garroteros expusieron sus vidas deseganchando algunos vagones pero igual sería labor infructuosa; el tren seguía su curso con cada vez más velocidad.
A la altura de la población de Santiago Miahuatlán los tripulantes del tren mortífero decidieron saltar del monstruo de acero en movimiento a pesar de su velocidad de unos 80 km/h, pues estaban ciertos que de todos modos de no abandonarlo les esperaba una muerte segura. Saltaron al vacío con tan fuerte golpe al caer que "la chicatana" perdió el sentido.
A las 12:45 pm del 19 de noviembre de 1991 el tren de la muerte entró furiosamente a la ciudad de Tehuacán volcándose justo en la curva ya mencionada. Los automovilistas, acostumbrados al paso del tren detuvieron su marcha sin imaginar que la mole de acero con suu carga de sorgo y cemento se les iría encima con toda la devastadora energía cinética de sus mucho más de 2,000 toneladas netas a tan tremenda velocidad.
La máquina se salió de sus vías y fue a dar con un taller mecánico que justo allí se encontraba dejando la tierra llana, pues a su paso cercenó incluso unos gruesos pinos que se hallaban en las cercanías del taller.
Los vagones se precipitaron uno sobre otro aplastándolo todo a su paso. Un alud y nube de polvo y cemento sepultó a los infortunados automovilistas y peatones que se hallaron en el lugar y en el momento inadecuado de aquel día.
Luego del estruendo ensordecedor todo fue horror y confusión, las vías estaban retorcidas como frágiles alambres, los vagones yacían macabramente esparcidos y encimados tal como si fueran los juguetes desordenados de un niño gigante, las pesadísimas ruedas saltaron de sus vagones para ir a parar a gran distancia de la curva, la tierra estaba como escarbada y removida.
Hubo testigos presenciales que describieron una multitud de quejas y alharidos que poco a poco se fueron atenuando ante la muerte. Por doquier yacían restos humanos mutilados como en un dantesco rompecabezas del diablo. Los soldados acordonaron prontamente la zona pues hasta aún en casos lamentables como éste suelen darse los casos de rapiña.
"La chicatana" y sus compañeros en tanto despertaban de su conmoción. Cuando caminaban por la carretera a Cuayucatepec fueron informados de la desgracia en la ciudad de Tehuacán. Se giró orden de aprehensión contra "la chicatana" en lo que él mismo llamaría la peor injusticia contra él enmedio del calvario que sufrió ése macabro día, pues fue manifiesta la negligencia de las autoridades de la empresa ferroviaria.
Al dia siguiente, 20 de noviembre, no hubo el tradicional desfile; en su lugar, una multitud enardecida se dio cita en la explanada municipal exigiendo a las autoridades la remoción de la vía férrea en ése sector... y una procesión... pero de ataudes camino del camposanto.
Muchos días duró la limpieza del lugar. Se trajo una increíblemente robusta grúa férrea con un gancho de la altura de un hombre para remover los hierros retorcidos. el ambiente empezó a saturarse de un extraño y repulsivo olor procedente de la descomposición de la sangre humana derramada que duró un considerable tiempo aún después del reordenamiento del lugar.
Cuando por fin se logró limpiar la zona flotaba en el ambiente un aire de pesadumbre. Las vías fueron retiradas; a lo largo de su trayecto desde ese cruce fatal hasta la estación se contruyó el boulevard que llevaría el nombre Héroe de Nacozari.
Ahora ya solo queda el recuerdo para quienes presenciamos los resultados de semejante catástrofe destructiva. En el lugar hay un pequeño monumento a las víctimas de uno de los peores desastre recientes en la historia de nuestra ciudad.
Fuente: Revista Xilonen (1 de 2) de noviembre de 2005 entrevista a "la chicatana", testimonio propio y el "así lo dijeron por ahí"
La vía ferroviaria corría desde Esperanza hasta Tehuacán entrando por la Avenida José Garci-Crespo y doblando hacia su derecha donde termina San Nicolás Tetitzintla describiendo una curva que al cabo sería el fatal sitio del desastre.
La máquina 1131 fue remolcada a Tehuacán el día 8 de noviembre de 1991 para ser reparada por un problema mecánico en su sistema de frenado.
El día 18 e noviembre, al recibirla e inspeccionarla, el maquinista de patio Rosendo Hernández recalcó a los oficiales de Ferrocarriles Nacionales el estado crítico y riesgoso de dicha máquina. No obstante su opinión, la máquina fue destinada a realizar labores de patio. Ése mismo día la máquina sufrió una quemadura en unos cables de alta tensión por lo que fue mandada a la ciudad de Puebla para su reparación, pero solo del sistema eléctrico ante la "falta de presupuesto".
El fatídico día 19 de noviembre la máquina fue destinada a realizar un viaje de Puebla a Tehuacán enganchándole 20 furgones con 2 mil toneladas de carga. El maquinista encargado de manejarla fue el Sr. Antonio Sergio Castellanos Conde alias "la chicatana". Sergio y sus ayudantes sabían del mal estado de la máquina pero pese a sus advertencias y protestas a sus oficiales, fue terminantemente asignado a realizar el viaje so pena de asumir sanciones administrativas.
Sin más remedio "La Chicatana" emprendió el viaje a las 8:15 am. El viaje transcurrió sin contrariedades hasta la estación de Esperanza. Serían las 11:00 am cuando el maquinista y sus ayudantes bajaron del tren para hacer una rápida inspección, y decidieron continuar el trayecto.
En el kilómetro 23 comenzó el desastre, pues entonces se rompió la flecha que mueve el compresor de aire que hace funcionar los frenos del tren, inutilizándolos del todo.
Se trató de frenar el pesado convoy alterando el funcionamiento de los motores pero fue inútil. Los garroteros expusieron sus vidas deseganchando algunos vagones pero igual sería labor infructuosa; el tren seguía su curso con cada vez más velocidad.
A la altura de la población de Santiago Miahuatlán los tripulantes del tren mortífero decidieron saltar del monstruo de acero en movimiento a pesar de su velocidad de unos 80 km/h, pues estaban ciertos que de todos modos de no abandonarlo les esperaba una muerte segura. Saltaron al vacío con tan fuerte golpe al caer que "la chicatana" perdió el sentido.
A las 12:45 pm del 19 de noviembre de 1991 el tren de la muerte entró furiosamente a la ciudad de Tehuacán volcándose justo en la curva ya mencionada. Los automovilistas, acostumbrados al paso del tren detuvieron su marcha sin imaginar que la mole de acero con suu carga de sorgo y cemento se les iría encima con toda la devastadora energía cinética de sus mucho más de 2,000 toneladas netas a tan tremenda velocidad.
La máquina se salió de sus vías y fue a dar con un taller mecánico que justo allí se encontraba dejando la tierra llana, pues a su paso cercenó incluso unos gruesos pinos que se hallaban en las cercanías del taller.
Los vagones se precipitaron uno sobre otro aplastándolo todo a su paso. Un alud y nube de polvo y cemento sepultó a los infortunados automovilistas y peatones que se hallaron en el lugar y en el momento inadecuado de aquel día.
Luego del estruendo ensordecedor todo fue horror y confusión, las vías estaban retorcidas como frágiles alambres, los vagones yacían macabramente esparcidos y encimados tal como si fueran los juguetes desordenados de un niño gigante, las pesadísimas ruedas saltaron de sus vagones para ir a parar a gran distancia de la curva, la tierra estaba como escarbada y removida.
Hubo testigos presenciales que describieron una multitud de quejas y alharidos que poco a poco se fueron atenuando ante la muerte. Por doquier yacían restos humanos mutilados como en un dantesco rompecabezas del diablo. Los soldados acordonaron prontamente la zona pues hasta aún en casos lamentables como éste suelen darse los casos de rapiña.
"La chicatana" y sus compañeros en tanto despertaban de su conmoción. Cuando caminaban por la carretera a Cuayucatepec fueron informados de la desgracia en la ciudad de Tehuacán. Se giró orden de aprehensión contra "la chicatana" en lo que él mismo llamaría la peor injusticia contra él enmedio del calvario que sufrió ése macabro día, pues fue manifiesta la negligencia de las autoridades de la empresa ferroviaria.
Al dia siguiente, 20 de noviembre, no hubo el tradicional desfile; en su lugar, una multitud enardecida se dio cita en la explanada municipal exigiendo a las autoridades la remoción de la vía férrea en ése sector... y una procesión... pero de ataudes camino del camposanto.
Muchos días duró la limpieza del lugar. Se trajo una increíblemente robusta grúa férrea con un gancho de la altura de un hombre para remover los hierros retorcidos. el ambiente empezó a saturarse de un extraño y repulsivo olor procedente de la descomposición de la sangre humana derramada que duró un considerable tiempo aún después del reordenamiento del lugar.
Cuando por fin se logró limpiar la zona flotaba en el ambiente un aire de pesadumbre. Las vías fueron retiradas; a lo largo de su trayecto desde ese cruce fatal hasta la estación se contruyó el boulevard que llevaría el nombre Héroe de Nacozari.
Ahora ya solo queda el recuerdo para quienes presenciamos los resultados de semejante catástrofe destructiva. En el lugar hay un pequeño monumento a las víctimas de uno de los peores desastre recientes en la historia de nuestra ciudad.
Fuente: Revista Xilonen (1 de 2) de noviembre de 2005 entrevista a "la chicatana", testimonio propio y el "así lo dijeron por ahí"
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