lunes, 9 de septiembre de 2013

Eudald Carbonell i Roura



Eudald Carbonell i Roura (Ribas de Freser, Gerona, 17 de febrero de 1953) es un arqueólogo, antropólogo y paleontólogo español.

Cursó estudios superiores en Gerona, Barcelona y París. Es doctor en Geología del Cuaternario por la Universidad Pierre et Marie Curie (1986) y en Historia por la Universidad de Barcelona (1988).

Desde el año 1999, ocupa la cátedra de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona y actualmente es Investigador principal del Grupo de Autoecología Humana del Cuaternario de esta universidad y Director del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES).

Ha efectuado viajes de investigación y trabajo de campo en Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Georgia, Tayikistán, Argelia, Marruecos, Tanzania, Kenia, Etiopía, los Estados Unidos, México, Chile, Cuba, China y Australia, entre otros países.

Desde que era muy joven, ya empezó a investigar las primeras poblaciones de los valles de los ríos Ter y Freser.

En Gerona, fue miembro de la Asociación Arqueológica de Gerona, desde donde, conjuntamente con Josep Canal i Roquet, contribuyeron decisivamente al reconocimiento del Paleolítico Inferior del nordeste de la Península Ibérica, que hasta entonces había sido negado sistemáticamente por las autoridades académicas.

Sus hitos científicos más destacados son la creación de un sistema de análisis de la tecnología prehistórica conocido como "sistema lógico-analítico" y el estudio del poblamiento antiguo de la Península Ibérica. Estas líneas de trabajo lo han llevado a desarrollar un programa de investigación transdisciplinar en la Sierra de Atapuerca (Burgos), inicialmente bajo la dirección del profesor Emiliano Aguirre. Desde el año 1991, Eudald Carbonell es uno de los codirectores.

Los trabajos en Atapuerca han contribuido a enriquecer espectacularmente el conocimiento científico sobre la prehistoria y la paleoantropología, especialmente con respecto a la evolución de la tecnología lítica que se está encontrando en Atapuerca, en la extraordinaria población exhumada en la Sima de los Huesos1 y en los restos de TD-6, donde se ha descubierto una nueva especie de homínido, el Homo antecessor, el explorador que salió del continente africano hacia Europa.

Uno de los ejes actuales de la investigación intenta comprender la razón de estas migraciones y explicarla en términos de comportamiento tecnológico en vez de climático o biológico, tal como hacen las explicaciones tradicionales. Carbonell plantea la selección técnica como mecanismo de la evolución del comportamiento humano y lo aplica también a sus trabajos en el Abric Romaní (Capellades, Anoia), un yacimiento neandertal donde se demuestra que la distancia entre el comportamiento del Homo neanderthalensis y los primero humanos anatómicamente modernos no es tan grande como se postulaba hace unos años.

Según Carbonell, la fabricación de herramientas con otras herramientas es la propiedad que distingue al género Homo del resto de seres vivos. La selección técnica se ha ido imponiendo como mecanismo de evolución del comportamiento humano desde hace unos 2 millones de años.

Sin embargo, "hominización" y "humanización" no son sinónimos. La humanización todavía no se ha alcanzado, sólo se llegará a ella con un pensamiento social crítico. Por eso, hay que avanzar en la socialización del conocimiento, conseguir que sus beneficios y los de la técnica sean patrimonio de toda la población siguiendo unos mecanismos innovadores, adecuados a los nuevos tiempos. Para obtener este objetivo, hay que hacer pedagogía científica y social sobre qué significa la integración de la diversidad en todos los niveles y también hay que llegar a una conciencia crítica de especie.


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