Obtención de agua y conservación de suelos a través
de la regeneración de cuencas
Detección del problema del agua.
Por el Dr. Raúl Hernández Garciadiego.
En 1980 comenzó un programa de desarrollo rural
entre campesinos de bajos ingresos en la semiárida región mixteca poblana.
El proyecto fue impulsado inicialmente por la
Central de Servicios para el Desarrollo de Tehuacán, A. C. (CEDETAC), y
posteriormente fue fortalecido y expandido por Alternativas y Procesos de
Participación Social, A. C. (Alternativas).
A lo largo
de su aplicación ha contado con importantes apoyos de donantes particulares e
institucionales, nacionales e internacionales, entre los que destaca la
Fundación Ford, a la que se han sumado las fundaciones Interamericana, Cante,
Basiliana, Rotaria y los clubes rotarios de Loveland, Tehuacán y Tehuacán
Manantiales. Gracias al éxito alcanzado, el programa se ha extendido hacia la
mixteca oaxaqueña y ha inspirado a múltiples instituciones privadas y
gubernamentales a realizar programas similares.
Este programa mereció el máximo reconocimiento
mexicano en materia social: el Premio Nacional de Solidaridad 1992. La
estrategia establecida pretende generar procesos de autodesarrollo sostenible
de familias y comunidades campesinas marginadas a partir de un trabajo de
promoción y organización popular cimentado en una metodología esencialmente
educativa.
La labor no consiste en resolver los problemas de
los campesinos, sino en organizarlos, capacitarlos y brindarles los apoyos
básicos para que ellos mismos puedan solucionarlos, de modo que sean capaces de
mantener un proceso autogestivo de desarrollo sostenible.
Desde el inicio fue evidente que el principal
problema de la región es la falta de agua, al igual que en gran parte de
nuestro país y del resto del mundo, a tal grado que se está convirtiendo en uno
de los problemas mundiales más angustiantes. Para enfrentar esta escasez,
muchos grupos de campesinos solicitaron apoyo para perforar pozos profundos, pensando
que es la técnica moderna más idónea para tener agua abundante a corto plazo.
Al analizar el problema y la alternativa de
solución propuesta, se decidió no impulsar la perforación de pozos por varias
razones, entre las que destacan:
1.- Una limitante ecológica, ya que resulta
técnicamente inadecuado aumentar la sobreexplotación de los mantos acuíferos
subterráneos de la región, que de por sí se encuentran gravemente amenazados. Obtener
más agua perforando pozos es como introducir más popotes al mismo vaso;
tendremos más agua en el corto plazo, pero se acabará más rápidamente, por lo
que el problema —en lugar de resolverse— se agravará en el futuro.
2.- Una limitante económica derivada de que la
inversión que se requiere para perforar, equipar, dotar de energía y operar un
pozo profundo, está fuera del alcance de la mayoría de la población campesina. El
costo global de la tecnología de los pozos profundos es prohibitivo para
resolver el problema en una escala regional, nacional y mundial.
3.- Una limitante legal que se enfrenta debido a
que con el fin de proteger los mantos acuíferos, desde 1950 se decretó una veda
que prohíbe el alumbramiento de aguas subterráneas en la región de Tehuacán, la
cual fue ampliada en 1959. En la práctica esta veda ha sido violada
incesantemente y, con el amparo de la nueva Ley Federal de Aguas expedida en
1992, la Comisión Nacional del Agua permitió la regularización de pozos, aunque
hubieran sido perforados al margen de las disposiciones de protección de
acuíferos.
Raúl Hernández Garciadiego
Nació en la ciudad de México D.F. en 1955.
Filósofo de formación, graduado en la Universidad
Iberoamericana con la tesis “Principios Adicionales Necesarios en la Teoría de
la Justicia como equidad”. Es Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales y
Humanidades por la Universidad Iberoamericana campus Puebla.
Es Director General de la organización civil de
desarrollo Alternativas y Procesos de Participación Social A.C. Junto con su
esposa Gisela Herrerías Guerra, desde 1980 ha impulsado un proceso de
desarrollo regional sostenible en beneficio de las familias y pueblos más
pobres de la semiárida región Mixteca, con apoyo de un equipo
interdisciplinario de alrededor de 250 personas.
Sus principales proyectos son:
1) “ Agua para siempre”, de regeneración ecológica
de cuencas para obtención de agua.
2) “Grupo Cooperativo Quali”, Integrado por 60
empresas cooperativas, que operan una cadena agroindustrial de alimentos
nutritivos de amaranto orgánico, en la que participan 1,100 familias campesinas
e indígenas.
3) “Financiamiento del Desarrollo”
4) “Desarrollo de Empresas Sociales”
En más de un cuarto de siglo se ha logrado elevar
el nivel de seguridad hídrica, alimentaria, económica y ecológica de familias
de los pueblos de una de las regiones más pobres del país, por lo que con su
equipo ha recibido importantes reconocimientos como:
Premios internacionales:
• Premio Latinoamericano y del Caribe del Agua
• Premio Slow Food por la Defensa de la
Biodiversidad, Italia
• Dos Reconocimientos de la FAO y el PNUD ,
organismos pertenecientes al sistema de las Naciones Unidas
Premios nacionales:
• Premio Nacional Agroalimentario 2008 y 2005
• Premio Educación Financiera
• Premio al Mérito Ecológico
• Premio México Calidad Suprema
• Premio al Mérito por la Equidad Laboral, en la
categoría de Gran Servicio
• Premio Nacional de Solidaridad Es fundador del
Museo del Agua , y del Baluarte del Amaranto en Tehuacán.
Es representante latinoamericano en el Consejo
Internacional de Slow Food 2007 – 2011.
Tomado de:
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