BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
COLEGIO DE HISTORIA
Profesora: Arqueóloga Citlalli Reynoso Ramos
Nombre del curso: Mesoamérica
Alumno: Benjamín Pérez Armas
Fecha de entrega: 28 de agosto del 2006
Control de lectura II
TIPOS DE ARQUEOLOGÍA
Esta lectura[1] de Jaime Litvak trata de los enfoques de las distintos tipos de arqueologías; la evolución de estas, la contribución de cada una de ellas a la disciplina que ahora es. La lectura de divide en cinco subcapítulos empezando por La arqueología como historia, La arqueología ambiental, Las arqueología sociales, La Escuela Mexicana de la Arqueología y La nueva arqueología.
La arqueología en la práctica, supone un aserie de pasos que hay que dar con precisión a fin de obtener los datos necesarios para que las conclusiones sean aceptables y el resultado contribuya al conocimiento de la cultura que se estudia[2]
Debido a los orígenes de la arqueología muchos de los arqueólogos elaboraban hipótesis a partir de sus propios métodos de investigación, por ello muchas de las distintas formas de arqueologías contemplaban versiones diferentes de la disciplina y como debería ser. Para unos arqueólogos era historia y por lo tanto debería seguir las reglas de la historiografía vigente en su época. Otros la consideraban como una ciencia natural, en la época en que la naturalística estaba cediendo paso a las distintas ramas de la biología. Otros más la han clasificado como una sociología o una antropología del pasado.
En general, las formas en que la arqueología ha visto su enfoque pueden resumirse en la intensión de clasificarla como historia, como una ciencia social o como el estudio del medio ambiente del hombre primitivo.[3]
Para los arqueólogos que consideraban su disciplina como si fuera historia suponían que ésta era una forma de hacer historia, muy útil para lugares o periodos que carecían de documentación escrita acerca de nombres propios, personas, dinastías, ciudades, etc. Además para la mentalidad del hombre culto occidental del siglo XIX ---nuestro autor menciona y todavía para el de hoy--- la historia tenía límites geográficos. La historia, con nombres, fechas, reyes y batallas, era europea. Es entonces cuando se idea la pregunta al trasladar el campo de estudio de la arqueología fuera de Europa
---América, Asia, Oceanía, etc.--- ¿Cómo iba a tener, el noble salvaje, clases sociales? ¿Cómo iba a actuar según los sofisticados modelos de conducta económica un ser primitivo? Para estos menesteres estaba la antropología, que se había desarrollado como una ciencia para misioneros que podía vivir con ellos. Posteriormente y después de mucha conclusiones a las que llegaron los antropólogos se encuentra el concepto de relativismo cultural desarrollado por Franz Boas. [4] Además de otros conceptos y aportaciones de diferentes personajes.
Una de las contribuciones más notables de la arqueología histórica ha sido el desarrollo de una metodología que combina de manera fructífera la investigación histórica y el trabajo del arqueólogo. De ese concepto se ha derivado el estudio de la arqueología industrial y aun de una arqueología contemporánea.
La arqueología ambiental, empezó por la atención que generó a los arqueólogos del siglo XIX la extrema vulnerabilidad de éste al ambiente. El nivel de su tecnología no le permitía defenderse adecuadamente a los retos que suponía el medio ambiente, o actuar con eficacia sobre él. ¿Era posible que los avances de las grandes culturas se debieran no sólo al hombre sino a un medio ambiente favorable? La posible respuesta vino de mano de los ecólogos[5], en conclusión de estos estudios se puede decir que la dependencia de una cultura respecto del medio ambiente en que vive es inversa a su desarrollo tecnológico (esto debe entenderse como la primera de tres disertaciones.). Una segunda resolución estima que existe alguna correlación entre áreas culturales y regiones naturales. Por último la tercera conclusión se refiere a que la relación entre el medio ambiente y la cultura no tiene sólo una dirección. El hombre no es sólo afectado por el medio ambiente; sino que él es capaz de modificarlo.
Estas tres conclusiones demostraron a la arqueología la importancia de estudiar el medio natural que se desarrollaron las civilizaciones en la antigüedad.
La escuela ambientalista ha contribuido significativamente al desarrollo de la arqueología. Una de sus preocupaciones ha sido el definir y precisar los distintos componentes del medio ambiente, para poder evaluar mejor su efecto sobre la cultura.
Las arqueologías sociales nos muestran que no es posible explicar el pasado de la humanidad sólo por el factor ambiental; otros factores como la tecnología y la organización social, son también instrumentos que utiliza la cultura para enfrentarse al mundo en que está inscrita.
Otra fase importante se relaciona con la actividad humana primaria: la satisfacción de sus necesidades básicas, con su economía. El enfoque económico para estudiar al hombre antiguo toma en cuenta la trascendencia que tienen los recursos del medio ambiente.
Otro elemento de la civilización que atrajo la atención de los arqueólogos fue la organización social. La manera en que los grupos humano se enfrenta al medio ambiente y cualquiera otra situación, es el resultado de su organización de formas específicas de gobierno, de la existencia o no de estratos sociales y del funcionamiento de todos los medios por los que el hombre es capaz de convivir con otros seres humanos y crear cultura.
Las revoluciones (cambios fundamentales en el medio de vida de un grupo humano) es uno de los factores decisivos para la evolución de una cultura, pues trae consigo una serie de innovaciones que modifican la demografía, la organización familiar, la alteración de la religión, la cosmogonía, incluso la biología humana.
Un factor importante en la evolución de la arqueología fue el enriquecimiento que tuvo con la arqueología.
La Escuela Mexicana de la arqueología:
La arqueología mexicana comenzó con algunos visos de sistemática desde el siglo XVIII. Ya desde el siglo XVI había atracción después de la conquista europea por el pasado indígena. Pero no fue sino hasta el siglo de las luces que varios exploradores con espíritu de anticuarios visitaron zonas arqueológicas y describieron piezas de las culturas indígenas.
La primera mitad del siglo XIX, fue para México muy poco productiva en cuanto a aportaciones arqueológicas[6]. Desde la segunda mitad del siglo XIX, con la llegada al país de Maximiliano I y de los ejércitos franceses que lo apoyaban, se montó el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Gracias a publicaciones como México a través de los siglos y La evolución política del pueblo mexicano (Justo Sierra) se puede observar la clara idea de etnogénesis. Leopoldo Batres, demostraba, avalado por las excavaciones, que la nación podía competir con las naciones europeas en función de una tradición propia de civilización. Manuel Gamio alumno que trabajara en la Escuela Internacional fue el primero en utilizar la estratigrafía en América. Con Gamio se inicia un movimiento teórico importante que se conoce como la Escuela Mexicana de Arqueología. Con ella se diseñaron políticas de conservación patrimonial y de relación con los grupos indígenas. Entre sus seguidores se encuentra el destacado Alfonso Caso. Con el tiempo dicha institución se vio involucrada con las políticas dominantes de la época por lo que no se hicieron cambios significativos en la arqueología mexicana. No fue hasta la década de los cincuenta que los arqueólogos mexicanos empezaron a producir estructuras de conclusiones aceptables –entre este nuevo grupo de estudiosos de encontraba Eduardo Noguera--.
Se institucionalizó a la arqueología en el país, fundó centros de investigación y enseñanza permanentes; la labor de la escuela Mexicana propició un gran interés de identificación del país con su pasado –aunque después se convirtió en guardín patrimonial.
La nueva arqueología; fue construida a partir de la introducción, desde finales de la década de los cuarenta, de una serie de tecnologías[7] que cambiaron su manera de trabajar y con ello mucha de antigua teoría. Los nuevos métodos estaban cambiando mucho más que la manera de trabajar; los arqueólogos tenían que aclarar ciertos campos de estudio que habían permanecido olvidados (el estudio de zonas habitacionales fuera de la zona monumental de los sitios arqueológicos).
Bajo la bandera de la Nueva Arqueología se cobijaron muchas ideas que pudieran agruparse mejor en tendencias como la arqueología ambiental, antropológica, social,, etc., incluyendo una posición del marxismo. Uno de los primeros trabajos en esta tendencia era el artículo de Lewis Binford; su proposición empujaba a la disciplina a convertirse en una ciencia deductiva en contra de su larga tradición inductiva. Otra aportación fue la de James Deetz, que encontró en la cerámica de Arikara claves para establecer relaciones de parentesco con sus fabricantes. Otra más William Longacre, sobre la zona de Chaco Canyon, en el sureste de E.U.A., en el que el material arqueológico le permite estudiar la organización social de los habitantes antiguos. El auge de las nuevas tendencias permitió a la arqueología ar nuevos aspectos y parámetros dentro de la misma disciplina.
[1] La lectura abarca el capítulo sexto de “Introducción a la arqueología: Todas las piedras tienen 2000 años”: Litvak King, Jaime. (1986) Introducción a la Arqueología: Todas las piedras tienen 2000 años. México, ed. Trillas. pp.: 119 - 156.
[2] Litvak King, Jaime et al., 1986, p.119.
[3] Litvak King, Jaime et al., 1986, p.122.
[4] Esta idea fundamenta en la antropología, puede resumirse en no suponer, valorativamente, que una cultura es superior a otra (Litvak King, Jaime et al., 1986, p.125.).
[5] Al estudia poblaciones animales, establecieron que un medio ambiente determinado permite que una población crezca sólo hasta cierto límite. Más allá de él, la región donde habita la especie estudiada, no aportará los suficientes recursos para su subsistencia. Tal límite era, en cierta medida, afectado por la capacidad del hombre para dominarlo por medio de su tecnología y su organización. (Litvak King, Jaime et al., 1986, p.131.).
[6] Entiéndase el porque de esto gracias al marco histórico de la época.
[7] Esos elementos eran principalmente la fotografía aérea, el fechamiento por radiocarbono y la estadística.
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