domingo, 11 de marzo de 2012

El objeto teórico de la historiografía

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE HISTORIA

Profesor: Mtra. Elva Rivera Gómez

Nombre del curso: Historiografía Universal I

Alumno: Benjamín Pérez Armas


ANÁLISIS DE LECTURA I

Arostegui, julio. El objeto teórico de la historiografía, en: Arostegui,

Julio. La investigación Histórica: Teoría y Método. Barcelona, ed. Crítica, 2001, pp. 234-274 (455 p)

El siguiente análisis trata de explicar los temas más importantes del capítulo de Arostegui, la forma en que desarrolla sus párrafos y la sutil forma en que nuestro autor nos lleva de la mano a través de su argumentación. Primeramente se lanza un recordatorio del capítulo anterior, en el que se aborda la parte fundamental de la teoría constitutiva de la historiografía: la de la naturaleza de lo histórico, ahora bien, la manera en que se desarrolla la problemática es la siguiente: se arrojan una serie de preguntas en torno a distintos temas, en seguida se hace una serie de planteamientos en los cuales nuestro autor, de forma brillante, nos guía por todo un marco histórico y documental, después nos acerca a posibles resultados –siempre con la intención especulativa y reflexiva— y al plantear diversos puntos de vista, tanto de corrientes ideológicas de diversas naturalezas, como de planteamientos intelectuales individuales, nos sugiere una posible respuesta[1], concluyendo con una crítica a los conceptos e ideas. Concluyendo, la intención de este trabajo no abundar acerca de los temas y conceptos que maneja el autor, sino la forma en que estructura su obra, la forma en que muestra los conceptos y la manera en que maneja ideas y concluye un tema para la mejor concepción de los mismos.

La lectura de Arostegui se divide en tres capítulos: “La Conformación del Objetos de la Historiografía”, “Sistema, Estado Social, Sujeto y Acontecimiento” y “El Análisis de la Temporalidad”. Cada capítulo se subdivide, a su vez, en temas y subtemas; claro está, iniciando con la premisa de una idea en la fundamentación de la disciplina (de la Historiografía) y desarrollando nuevos planteamientos y haciendo críticas a las ideas establecidas.

Desarrollando el primer capítulo de la lectura denominado “La conformación del Objeto de la Historiografía”, empieza por conceptualizar el “objeto” de la historiografía, es decir, “aquello que el historiador busca con su actividad”[2]; nos plantea que discutir el objeto de la historiografía no debe confundirse con una especulación filosóficas, sino que, este debe ser resultado de una adecuada construcción de una historia, “…sólo puede basarse en la experiencia investigadora y en la investigación crítica sobre ella.”[3]. Ademas siguiere que el objeto de la historiografía no es más que uno, “pero tiene diversas caras”. Ya que la historiografía se puede definir como el “Estudio bibliográfico y crítico de los escritos sobre historia y sus fuentes, y de los autores que han tratado de estas materias”[4], nuestro autor empieza por explicar como se debería explicar y definir, haciendo una serie de planteamientos y conceptualizaciónes que nos ayudarán a comprender y construir una mejor definición de “objeto” de la historiografía. Primeramente ¿Cuál es el campo de la historiografía? Arostegui nos dice: “…un campo puede definirse como el conjunto finito de hechos que constituyen la base empírica de un conocimiento.”, además nos plantea que la historiografía es una más de las ciencias sociales, pues en conjunto las ciencias sociales, se vuelcan sobre un campo de conocimiento que abarca aquello que podemos llama r de manera metafórica “el fenómeno humano”. Sin embargo debemos de tener en cuanta que aquello que define a una disciplina esencialmente no es su campo sino su objeto, y es por ello que nuestro autor dice que aunque operen sobre un mismo campo, no todos los tipos de conocimientos pretender saber “las mismas cosas” en relación con el campo en cuestión, es decir, no persiguen el mismo objeto de conocimiento. Una vez comprendida esta parte nos plantea varias interrogantes en una serie de líneas[5] y sirve como pretexto para el desarrollo del siguiente tema, el cual nos explica como se conceptualiza lo histórico y la falacia acerca de un concepto desarrollado a partir de la idea positivista de Langlois-Seignobos, de que el historiador como cualquier otro científico debía perseguir hechos en “bruto”, que después podría y deberían ser “elaborados”. Este concepto que Arostegui llama de falso es el de hecho histórico. Al término de haber dilucidado en torno al hecho histórico, se presenta una serie de concepciones acerca del mismo en orden –creo yo— cronológico.

Líneas abajo y siguiendo la idea de hecho histórico, se nos presenta el planteamiento de cómo es que se conceptualiza lo histórico, como es que le damos el categórico de histórico; a mi comprensión, explica como y el porqué de darle más importancia a un “hecho”, puesto que estos son el resultado de la vida social y realidad todos son históricos, puesto que ya pasaron. Para esto, Arostegui distingue los estados, sujetos y cambios sociales, y para el tercer capítulo se distingue el concepto relacionado con la disciplina historiográfica. Se distingue lo que es el sistema, estado social, sujeto y acontecimiento.

Al iniciar con el análisis histórico, nuestro autor nos dice que los “sistemas”, “estado” y “sujetos sociales” son una parte imprescindible y la forma en estas nociones se insertan. Lo siguiente que plantea es decir y definir un estado social “…podemos hablar de un estado social como aquella, con figuración de las estructuras y las fuerzas sociales, las relaciones sociales, las instituciones y, en definitiva, los subsistemas que componen una determinada sociedad, en un momento cronológicamente preciso…”[6]. Entendiendo esto nos damos cuenta de que para hablar de estado social tenemos que tener en cuenta lo que se define como estructuras, fuerzas sociales, la interacción entre ambas y como es que se configuran según un tiempo preciso. Las relaciones sociales, las instituciones y los subsistemas que componen una determinada sociedad, son las premisas que Arostegui define y claro está la forma en que interactúan unas con otras, además de citar a varios personajes y las correspondientes críticas de las mismas. Uno de los puntos más importantes que se desarrollan en la obra de nuestro autor es la de definir y esclarecer las funciones de los sujetos de la acción histórica, empieza dando una revisada a los personajes que hayan dilucidado en torno a la noción de sujeto, cita a Pierre Vilar, pues como integrante de la escuela de los Annales, habla acerca de las clases y subclases, de los órdenes y castas, sin embrago dice que no hace mención de sujeto, “…sujeto se encuentra ausente en los tratamientos de de los elementos conceptuales de la historiografía…”[7] De igual manera le da una revisada a varias epistemologías como lo son el estructuralismo, el cuantitativo, la escuela de los anales y en cierta manera al marxismo y cual es su visión de la noción de sujeto.

En la parte concerniente a lo que define Arostegui como acontecimiento que es “…el mecanismo decisivo y el elemento determinante del proceso histórico…”, “…A través de los acontecimientos se modifican los estados sociales. El acontecimiento es, metafóricamente hablando, el productor de la historia […] una cosa es el acontecimiento y otra muy distinta pretender identificar la historiografía con la historia de los acontecimientos…”[8], se derivan varias nociones y se sugieren conceptos como el de movimiento, movimiento recurrente y movimiento de cambio, y que sin embargo no se les analiza concreta y –creo yo— correctamente hasta líneas más adelante. Ya para los subtemas siguientes se hace un recorrido en el desarrollo de la noción de evento o acontecimiento, se hace presente la definición que nuestro destaca de G. H. von Wright “Una definición lógica y física ha sido elegantemente formulada […] al decir que un acontecimiento consiste en un par de estados sucesivos…”[9]. En el apartado que trata de esclarecer lo que es un acontecimiento histórico, Arostegui dice que “…El acontecimiento en sentido histórico […] es aquello que tiene el efecto, por breve que sea el tiempo, se suspender, o al menos interrumpir lo normal. Todo acontecimiento representa una intrusión.”[10] Además nos dice que esta expresión de acontecimiento histórico, ha sido una fuente de equívocos y ello se ha debido a dos cosas: primero, a la errónea pretensión, de considerar que hay acontecimientos que son históricos y otros que no lo son. Líneas abajo se abre el apartado que no explica “la naturaleza doble del movimiento social”, partimos de la idea de que movimiento social tiene dos sentidos diferenciados, el primero referente a la noción de “vida cotidiana”, el segundo referente al “cambio social”. Para finalizar con esta la última parte del segundo capítulo de la lectura de nuestro autor, se toma a la historiografía como análisis del movimiento de los estados sociales, y en resumidas cuentas sería la definición de objeto teórico de la historiografía pues “…tiene como objeto el comportamiento de las relaciones sociales en función de sus movimientos recurrentes o sus movimientos transformadores…”[11], es ahora cuando se plantean una serie de preguntas que ayudan y, naturalmente complementan la noción y definición acerca del objeto teórico de la historiografía, además de aclarar y explicar lo que es el cambio histórico y acumulación. El análisis de la temporalidad, es como se titula el tercer capítulo y es la temática en la que se esclarecen varias nociones como el tiempo y cronología. La conceptualización del tiempo, la velocidad del tiempo, los tiempos diferenciales de la sociedad, son también nociones y formas de explicar como es que unas y otras interactúan.



[1] A mi prematuro parecer la más acertada.

[2] Arostegui, julio. El objeto teórico de la historiografía, en: Arostegui, Julio. La investigación Histórica: Teoría y Método. Barcelona, ed. Crítica, 2001, p. 235.

[3] Ibidem p. 235.

[4] Definición tomada del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Versión digitalizada por: Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation.

[5] Líneas que se encuentran en el último párrafo de la página 237 de la obra de nuestro autor Julio Arostegui.

[6] Ibidem p. 249.

[7] Ibidem p. 250.

[8] Ibidem p. 256.

[9] Ibidem p. 256.

[10] Ibidem p. 258.

[11] Ibidem p. 260.

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