domingo, 11 de marzo de 2012

INTRODUCCIÓN A LA HISTORIOGRAFÍA UNIVERSAL

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE HISTORIA

Profesor: Mtra. Elva Rivera Gómez

Nombre del curso: Historiografía Universal II

Alumno: Mónica Salazar arroyo


ANÁLISIS DE LECTURA II

Shotwell, James T. Introducción, en: Shotwell, James T. Historia de la historia en el Mundo Antiguo.

México, FCE, 1982, pp. 15-122 (425 p)

La historia ha sido considerada por la general como una rama de la literatura. Los historiadores como maestros del estilo de imaginación creador, colocados junto a poetas y dramaturgos, en vez de considerárseles como simples historiadores, con una arte y una ciencia propios. Tucídeles ha sido leído por la belleza de su griego, Tito, Livio por la de su latín. Carlyle aparece en los repertorios bibliográficos al lado de Ruskin, el artista que manejaba la palabra como un pincel.

En tanto que la historia fue considerada como una parte de la literatura, su propia historia no pudo escribirse, porque el redescubrimiento del pasado es ciencia y arte a la vez. Teniendo que esperar a que se desarrollara la historia científica antes de atraer la atención de los propios historiadores.

Bajo la denominación de “HISTORIOGRAFÍA” ha pasado recientemente a formar parte de las enseñanzas de los seminarios de historia.

La historia de la historia es el relato de aquel ahondar de la memoria y la curiosidad científica que da la medida de nuestra conciencia social y de nuestra vida intelectual.

Por lo que la primera observación de la palabra historia tiene dos significados distintos, puede significar el relato de los hechos.

Los hechos mismos.

Se da igual nombre al objeto del estudio y al estudio mismo; sin embargo las cosas no son nunca históricas en sí mismas. Pueden ser perpetuadas de dos maneras: como parte del presente en continuo movimiento o en aquella reconstrucción imaginativa que es misión del historiador.

El historiador frente a tales concepciones, comprende que debe contentarse con lo que apenas si es algo más que una fracción infinitésima del vasto campo del conocimiento. Y una vez que ha tenido visión del proceso mismo, nunca podrá volver a enfrentarse con sus viejas tareas en la misma forma.

Cambia su perspectiva, le da diferentes clases de valores, y reconstruye aquella síntesis de la vida y del mundo dentro de la que él sitúa las obras de su propia investigación. La historia en un sentido objetivo no es todo lo que ha ocurrido pero ¿Cuánto es lo que ha ocurrido? Solo parece haber un requisito indispensable: los datos deben considerarse como parte del proceso del desarrollo social, no como hechos aislados. Porque hechos históricos son aquellos que forman parte de la gran corriente de relaciones mutuas que es el tiempo. Consiste pues en ver las cosas en relación con otras, tanto en el espacio como en el tiempo. No porque un hecho pertenezca al pasado es necesariamente histórico, son partes de un proceso y adquieren sentido únicamente cuando se les ve en acción.

Hay quienes han tratado de demostrar que la historia es una ciencia, o que es un arte etc, sin embargo podemos darle mayor claridad si la dividimos en dos:

- La investigación que es ciencia

- Y la narración que es arte.

La historia como ciencia tienen un desarrollo y una historia lógica que le son propios, encuentra la verdad y la expone. La historia como arte florece con las artes. Es la hija principalmente de la imaginación y el estilo literario y depende de la expresión.

El pasado existe en la memoria como en el futuro en la imaginación. La conciencia no es sino la estructura edificada sobre este leve puente entre las dos eternidades de lo desconocido, y la historia es el registro de lo que en él ha tenido lugar. La memoria, en una palabra, nos muestra el mundo como un proceso, y así hace que sus datos sean históricos.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué? La historia se ocupa de preferencia de la civilización con sus testimonios. Su ciencia examina las pruebas y para el relato. Su arte recrea la imagen de lo que ha sido, y las “cosas viejas, infaustas, remota” vuelven a ser una vez mas herencia del presente.

La historia y su interpretación sondan misma cosa en esencia, si comprendemos por historia todo lo que ha ocurrido, incluyendo espíritu y materia en tanto que se relacionan con la acción. Verificamos la historia por medio de la historia.

No deja de ser extraño el hecho de que la mayoría de nuestras creencias tengan su origen en creencias anteriores. Tan solo un largo entrenamiento científico puede mantener a un individuo alerta en la duda, o, preservarle de diluir sus propias creencias en las de los demás.

Hubo un relato de historia junto a las fogatas del hombre de las cavernas antes de que retrocedieran los glaciares y los continentes tomaran forma, cuando el Támesis desembocaba en el Rhin yel canal de la Mancha era el valle del sena. Pero no queda vestigio de los relatos que allí se contaban.

El término de “historia prehistórica “nuevo, significaba de un modo general, que había edades de los pueblos, anteriores a las que conocemos, que estaban desprovistas de historia. Su aplicación por otra parte era precisa; se refería a lo que estaba mas allá del

Antiguo Testamento, de Herodoto y de algunos otros textos de los clásicos. Porque lo que estaba mas allá era un mundo irreal de mito y de leyenda, de contornos vagos irrecuperables. La arqueología haciendo avanzar las fronteras del conocimiento por ese pasado en apariencia impenetrable, ha aumentado el campo de la historia, tanto por la recuperación de textos escritos más de mil años antes que los más antiguos textos de la Biblia.

A considerar de cualquier escrito jeroglífico o cuneiforme, se considera comúnmente como la media del campo de la historia, y sus límites extremos, como las fronteras entre lo histórico y lo prehistórico. La piedra de toque para la distinción entre historia y prehistoria es, por lo tanto, la existencia o persistencia e inscripciones, ya que ellas dependen las posibilidades de la historia. Incluso cuando las inscripciones no están todavía descifradas.

Los materiales por cuyo medio, algún día, podrá ser conocido el pasado de donde provienen, y si, de momento no hemos aprendido a usarlos, el movimiento seguro de la moderna investigación los incluye ene. Campo de la historia junto con los ya dominados.

El término prehistórico ha de emplearse según esto, no tanto para un pasado anterior al que conocemos – pues hay mucho dentro del campo de la historia que sigue siendo desconocido, y por otra parte, mucho por fuera de él que no conocemos- como para el pasado preinscripcional o preliterario.

Pero hay más todavía: solamente la escritura, entre todas las fuentes de la historia, conserva los acontecimientos. Los momentos proporcionan tan solo alusiones y referencias a ellos.

Los bisontes dibujados por los hombres del paleolítico pueden ser símbolos mágicos o recuerdos de caza; pero no hay manera de saber cual de las dos cosas. El jeroglífico, que es mitad pintura y mitad escritura, puede disponer su sucesión de símbolos de modo tal que, poniendo muchos untos resulte una especie de relato a manera de película. Pero únicamente la escritura, ese instrumento móvil, adecuado al hecho cambiante, puede registrar los motivos u ocuparse con la acción; y estos son los temas propios de la historia.

En el campo prehistórico, puesto que faltan los documentos, la arqueología puede tan solo verificar sus conclusiones por medio de la comparación de los restos de las culturas de pueblos desconocidos con los productos de culturas similares de la actualidad. A esto se le llama método comparativo.

Los héroes realizan casi las mismas hazañas a través de todo el mundo semisalvaje, modificadas tan solo por las condiciones locales, y los misterios de las asambleas olímpicas son revelados en términos identificables.

Esto quiere decir que el contenido universal de todos los relatos primitivos es el mito, por que tan solo el mito puede proporcionar en abundancia los elementos de la sorpresa, de lo extraño y lo misterioso.

“El mito es la historia de sus autores no la de su personajes; refiere las vidas, no de héroes sobrehumanos, sino de naciones: poéticas “

El mito se convierte en un elemento real y poderoso en los hechos de la historia y de la vida. El mundo del mito es el mundo del milagro, en el cual los dioses e incluso los héroes se transforman ante nuestros ojos donde, como en un país de maravillas, los animales hablan, los espíritus invisibles se oyen entre el rumor del viento, los árboles aprisionan a las gentes, y la tierra se las traga.

Antes los antropólogos trataban de remontar estos mitos hasta una fuente común, considerándolos como una prueba del origen único de las distintas cultural que los conservaban. Pero si existe un aspecto divino en el mito, también existe un aspecto humano, y conforme el primero tiende a disminuir o cambiar excepto cuando esta incorporado al ritual y conservado por los sacerdotes, el segundo, el aspecto humano, se desarrolla, principalmente gracias a los poetas, hasta convertirse en ese precursor de la historia que es la leyenda.

Los seres humanos son los héroes sobre quienes se concentran el interés del relato y la simpatía de los oyentes, y hasta los mismos dioses renuncian a su divinidad siempre que lo exigen las condiciones de la historia.

No es posible establecer límites precisos entre el mito y la leyenda por que los mitos entran a formar parte de todas las narraciones primitivas. Sin embargo, podrá aclarar nuestro examen el considerar como leyendas aquellos relatos que elevan al primer plano el tema humano. Lo legendario, pues esta entre lo mítico y lo histórico.

El mito lo penetra, y proporciona ampliamente el elemento dramático, los cambios bruscos, las rápidas sorpresas, la justicia que sigue las huellas del crimen, el lado que permanece al fondo y se burla es quien mueve los hilos.

Las leyendas pues mientras están conservadas por los poetas, no señalan mas que una sola etapa del avance hacia la historia. La poesía, como ya indicaba Tucídides, es instrumento poco adecuado para narrar los hechos. Su ideal es de otra índole, la belleza o el poder, la fuerza y la vibración emotivas son sus aspiraciones y para lograrlas rechaza la realidad monótona y previsible.

La historia legendaria se conserva gracias a la tradición oral. Hora tras hora, casi día tras día, el narrador de historias primitivo puede recitar, no solo de hechos de dioses y hombres, sino de palabras exactas de los antiguos mitos.

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