sábado, 3 de marzo de 2012

PERIODO FORMATIVO. LOS OLMECAS. LA REGIÓN DE LOS TUXTLAS Y LOS YACIMIENTOS DE BASALTO





BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE HISTORIA

Profesor: Arqueóloga Citlalli Reynoso Ramos

Nombre del curso: Mesoamérica

Alumno: Benjamín Pérez Armas

Fecha de entrega: 20 de Septiembre del 2006 (Entregado el 25 de Septiembre del 2006)

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PERIODO FORMATIVO. LOS OLMECAS. LA REGIÓN DE LOS TUXTLAS Y LOS YACIMIENTOS DE BASALTO.

La lectura de Beatriz de la Fuente denominada Arte monumental olmeca[1], es un análisis de las obras de arte que permanecen de la cultura olmeca, dicho análisis está hecho desde un enfoque “artístico-cultural”. A mi parecer esta forma de analizar las esculturas olmecas aporta nueva información acerca de los rasgos culturales de los olmecas. De ahí que Beatriz de la Fuente afirme: “Lo olmeca es un modo de vida, de creencias religiosas, de conducta social mítica que se expresa mediante un código particular de comunicación simbólica y formal. Dicho de otro modo, lo olmeca se reconoce de modo principal, a través de un código artístico que le es particular… Formas y expresiones de una comunidad ideológica que se expresa –en su apariencia—por medio de recursos regionales…”[2]

En la lectura de nuestra atora comienza explicando y definiendo “arte” tomando como base la explicación de Clive Bell diciendo que hay una distinción entre obra de arte y cualquier otra obra, pues bien la diferencia se centra en que la “obra de arte” conlleva un potencial de comunicación expresiva armónicamente adaptada a sus circunstancias culturales, que además tiene una respuesta siempre subjetiva, es en ello (dice de la Fuente) se distancia de otros objetos fabricados por el hombre.

Su lectura se divide en distintos aspectos del arte olmeca. En la primera división de la lectura denominada conjunto artístico anuncia la presencia de una cultura desconocida dice que todo inicia cuando en 1862 Melgar descubre la cabeza monumental de Hueyapan[3] ya las observaciones que hace con su descubrimiento. No fue sino hasta que en 1900 Marshall H. Saville (apoyado de los descubrimientos de George Kunts) dijera que los restos de la cultura material hasta ahora descubierta pertenecían a un estilo artístico desconocido y diferente. Después se señalan las características de esta nueva cultura (características de las esculturas). En esta parte nuestra autora señala que los estudios de los últimos años se orientan de modo principal en asuntos de iconografía (en procurar reconocer la identidad de lo representado). Otras investigaciones se han abocado a buscar el significado de los símbolos que se observan incorporados a estos.

Líneas abajo en otra de las divisiones de la lectura nos describe lo que es el estilo, las formas y las cualidades de la escultura monumental olmeca y la manera en estos enfoques artísticos describen los elementos intrínsecos de estas piezas.

También se hace énfasis en la iconología que de acuerdo con Panofsky es el significado intrínseco de los valores simbólicos; entendido esto se puede destacar que, y en base en la evidencia hasta ahora obtenida, el arte monumental olmeca es primordialmente homocéntrica. Una vez concluida esta parte, de la Fuente, hace un análisis de las imágenes míticas, teniendo en cuenta rasgos culturales universales (origen y destino de una raza). Para los olmecas, el origen de su raza se debía a la unión sexual de un jaguar y una mujer (posiblemente es esta unión sobrenatural la justificación del origen divino de los gobernantes).

Beatriz de la Torre hace una evaluación de las formas y características de las figuras humanas, incluyendo las cabezas colosales y describe los detalles de varias de ellas y crea una clasificación de las mismas. Dice que son retratos de sabios y gobernantes y que en ellas se congregan el símbolo del poder terrenal y del poder divino. Para terminar cito una parte del texto de nuestra autora: “El arte monumental olmeca expresa la voluntad definida por encontrar un orden que dé coherencia a sus creencias, rituales, conductas políticas y estructura social. Ello se muestra en la creación de sus formas claras y definidas, en la perfecta distribución armónica de las mismas: tales formas expresan, siempre de manera conceptual, nunca descriptiva, su concepto del hombre como centro de la naturaleza y del cosmos…” (de la Fuente Beatriz et al., S/A, p.220.).

En un estudio de enfoque distinto, Sara Ladrón de Guevara, hace mención a un detalle de las cabezas colosales olmecas que descubrió –como dice ella— de los diarios deambulares por las salas del Museo de Antropología de Xalapa. En esta lectura[4] nuestra autora describe su hipótesis: Estas piezas miraban hacia el cielo. Esta hipótesis se basa en el hecho de varias de estas cabezas presenta una inclinación en la base. La base de las cabezas no se trabajaron se manera que su linea acabada fuese horizontal, además dice que existe un patrón en la línea de la base pues es más baja en la parte de la barbilla y sube a medida que se aproxima a la parte posterior de la cabeza. Este patrón se repite en seis de las siete cabezas que se encuentran en el Museo de Antropología de Xalapa, además afirma la existencia de esta característica en una del par de cabezas que se encuentran en el Museo Nacional de Antropología. Ante este patrón encontrado en las cabezas colosales olmecas parece claro que este era un efecto que se buscaba y no un elemento de azaroso.

Nuestra autora muestra en la lectura muestra las inclinaciones de diez cabezas[5] –lista que según mi criterio no es necesario poner en este trabajo, pues no se trata de un resumen de lectura--. También se plantea la idea de que originalmente estas cabezas debieran estar descansando sobre el suelo horizontal, y que el ángulo de inclinación de su base hacia que estas mirasen hacia el cielo, hacia arriba, a niveles superiores, por encima del plano en que habitamos los hombres. Ladrón de Guevara hace hincapié en que este detalle tenía que ver con la cosmogonía y no sólo se trataba de una opción artística, dado el profundo contenido religioso presente en el arte olmeca.


[1] S/A. de la Fuente Beatriz. Arte monumental olmeca. En: Olmecas en Mesoamérica. Ed. El equilibrista. México. pp.: 203-221.

[2] de la Fuente Beatriz et al., S/A, p.205.

[3] Hoy conocida como monumento A de Tres Zapotes.

[4] 1997. Ladrón de Guevara Sara. ¿Qué ven las cabezas Olmecas? En: Memoria de l Coloquio del centro y sur de Veracruz. Sara Ladrón de Guevara y Sergio Vasquéz Zarate (coord). Editorial U.V. Xalapa, Veracruz. México. pp.: 163-168.

[5] La lista de las inclinaciones de las cabezas colosales Olmecas se encuentran en las páginas 165 y 166 de la lectura.

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